Volutas pasajeras


Get your own Digital Clock

domingo, 3 de enero de 2010

Cuéntame al oído...

... las heridas que causaron los estragos.
... las veces que tú corazón se sentía desbordado.
... las milésimas de segundo que tardas en pensar en mis labios.
... lo tacaño/a que eres a la hora de protegerme.
... tus más íntimos secretos.
... lo que nunca me quieres contar.
... la verdad de éste mundo.
... los problemas que te importan.
... porqué lloras cuándo yo no estoy.
... sitios imposibles de imaginar.
... que podemos ser iguales a la vez que diferentes.
... que esto es una pesadilla, y cuando me levante estarás ahí.
... que puedo vivir siendo distinto.
... que te encontraré.
... que estés dónde estés nunca me olvidarás.
... que algún día podremos darnos la mano como uno más.
... que jamás me olvidarás aunque no nos conozcamos.
... todas las noches que sueñas conmigo.
... que mañana vendrás.
... que ya me contarás.

Hay tantas cosas que nos gustaría escuchar, que querríamos oír en nuestros oídos. Pequeños susurros de una voz melódica y gutural. El compás de quien nos quiere a sólo un paso. El alcanze de una mano translúcida que algún día llegará.




Cuéntame al oído el fin del mundo. Despacio, bajito y con pasión.

Yu. Tejido de la inconsciéncia #1.0

1 comentario:

  1. Ya sé que esta entrada no va por mí... pero no me he podido resistir.

    No te diría al oído las heridas causadas, sino como se pueden reparar y ayudarlas a cicatrizar.

    No te contaría cuanto tardo en pensar en tus labios, porqe es un tiempo imposible de medir, es un sentimiento y un deseo que ya arde dentro de mí.

    Jamás te diré cuanto ansío protegerte y lo que duele no poder conseguirlo más que en una ínfima medida.

    Dicen que hay secretos que es mejor callar, guardarlos para siempre bajo llave. Dentro, muy al fondo. ¿Pero que ocurre cuando intentas ser transparente, al menos con las personas que quieres?

    Lo que nunca te quiero contar. Dime la verdad; ¿en serio ansías saberlo con la misma intensidad que yo quiero murmurártelo, ronroneártelo y ver como una sonrisa se forma en tu cara?

    No hay verdad que contar sobre el mundo. Por suerte o por desgracia, estoy empezando a creer que el mundo puede ser cambiado.

    Los problemas que me importan. No siempre es fácil contarlo, sobre todo si la persona que desea escucharlos no siempre presta la atención ni el cariño necesarios.

    ¿El por qué de las lagrimas en tu ausencia? Cielo, yo me limito a hacer nada. Y, muchas veces, viejos recuerdos no calman, atormentan. Y la posibilidad de que éstos no vuelvan a repetirse no es una gran ayuda.

    Sitios imposibles de imaginar? Algo complicado, cuando tu acompañante a esos maravillosos lugares comparte contigo su imaginación desbordante.

    Iguales a la vez que diferentes. Supongo que aquí sería mejor que no mirara, que me diera la vuelta y deseara desaparecer.

    Puede que no siempre desees que fuera mi mano la que encuentres a tan sólo un palmo. Pero sí, eso te lo digo: Estaré ahí, aunque apenas sea en las sombras.

    Y esto lo pregonaré las veces que haga falta: no hay nada malo en ser distinto. Vivirás, incluso tu felicidad será el doble. Más de lo que imaginaste.

    Lo harás. Lo encontrarás. Tengo la absoluta certeza.

    Y no sólo la mano. Todo lo que necesites, todo lo que desees.

    Jamás te vamos a olvidar. Ni aunque queramos, en el fondo la huella dejada es demasiado visible, demasiado clara, dulce y profunda.

    Todas las noches sueño contigo. Y eres el último pensamiento antes de abandonarme en brazos de Morfeo. Es una cosa fácil de decir, y sabes que no miento.

    No, mañana no iré. Ni pasado. Pero algún día sí, y cada vez más cercano. De momento, espero que pienses que tengo algo que ofrecerte, y seas tú el que dé el paso.

    Contarte. Todo lo que necesites, todo lo que haga falta, sea cierto, mentira, fantasia o retazos de ficción.


    Llegará.

    ResponderEliminar

Retazos del ayer

Retazos del ayer