Volutas pasajeras


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jueves, 29 de abril de 2010

Ni siquiera un adjetivo

- Si pudieses definirme en una sola palabra, ¿cuál sería?

- Espejo.

- ¿Espejo? Si ni siquiera es un adjetivo.

- Lo sé, pero haz la prueba y ya verás como no se te ocurre otra palabra para describirte. Coge un espejo y mírate en él -lamió la comisura de sus labios-. Sí, yo también me quedé con la boca abierta.




Quisiera nadar en plata

Yu. Tejido sin modestia #1.2

viernes, 23 de abril de 2010

No quiero rosas que me hagan sangrar

Deambula por las calles absorbiendo las sonrisas placenteras y las pequeñas valentías. Cada uno con su rosa, perfilando dos manos entrelazadas y acercamientos sutiles. Choques de labios y pronunciaciones de amor. Que bonito es este día... que negro es el dolor.

Saúl había creído posible que este día, almenos, fuese algo mejor. Algo menos gris.

Los efluvios de perfumes y las gratas sonrisas que circulan como monedas de tránsito no paran de ir y venir. Todos en sus cabezas tienen pétalos de flor y palabras decididas a plantarse delante de una chica. Hoy es un día singular. Cada año pasa lo mismo, su día, el día de las letras, el día de la imaginación desbordada, el día de saborear las páginas.

Y el día le ha enseñado que puede mentir como el más precoz.

Saúl se siente roto por dentro. Cree que en cualquier momento puede partirse por la mitad y convertirse en ceniza. Piensa que el mundo se le va a venir abajo y que el sol no va a salir jamás. Pero Saúl ya ha vivido esto, Saúl ya ha sentido la pesadumbre y el agujero negro consumiéndolo. Pero no puede evitarlo, pues Saúl es así.



Un gran ramo de rosas blancas se asoma en el portal lateral.
- Buenos días, chiquillo -asoma un viejo vecino del barrio con una sonrisa ilusionada, parecida a la que debería de tener él en este día... si no fuese por todo lo demás-. Pareces pocho, amigo. Con las chicas hay que tener tacto, si no, mírame a mí. Una rosa no basta para satisfacer a la mujer más bella. Hay que comprender que es imposible hacerlas feliz con solo ese gesto.

Saúl, con la cabeza gacha, agranda los hombros y los deja caer.
- Si tan siquiera fuese eso... -levanta la mirada y se topa con las espinas de las rosas que ya se marchan.

El señor se va con apremio, parece tener prisa para darle una bonita sorpresa a su mujer. Y que sólo sea eso, una sorpresa sin ningún veneno adentro.

- Como los envidio, a todos. Parecen tan felices, tan alejados de los problemas... como si lo demás no importase, como si les hubieran pegado con cola la sonrisa en la cara. ¿Algún día seré capaz de emularlos?

Saúl recorre las escaleras hasta llegar al 2A, allí es donde vive. Sacude los pies sin meticulosidades y lanza las botas en direcciones opuestas. Grita el nombre de sus padres aunque ya sabe que nadie contestará. Porque ya no están, almenos uno de ellos, y con él, se ha fugado la vitalidad de la otra persona.

Cae derrotado en su cama, estirando los brazos y mortificando sus piernas. Comienza a temblar y se acaricia los brazos, para calmarse. Nada consigue sosegarlo... es demasiado tarde, ya ni pétalos ni libros. Nada sabe devolverle la sonrisa. Vuelven los días hastiados.

Comienza a llorar, impotente. ¿Dónde se fueron sus amigos, dónde quedó el sentimiento de cariño? Ya no sabe dónde buscar, ya está harto de perder lo encontrado. No sabe suturar el desgasto, no sabe ni por dónde empezar a tejer el quemazón que le provoca el mundo. Cada pisada, cada mirada mordaz, cada silencio que lo encarcela en un despiadado país del olvido.

Malditas sean las espinas que penetraron en el corazón.




Pobres rosas rojas. Destilan sangre y se marchitan pidiendo el amor.

Yu. Tejido hecho jirones #1.4

martes, 20 de abril de 2010

Inadvertidas

Veo todas las palabras desnutridas. Parecen colgadas de hilos , como péndulos, y se balancean por inercia y con un remor clemencial.

No me dicen nada, un significado vacío e inocuo. Ya podrían demostrar que valen más que las imágenes y que son beligerantes por naturaleza.

Una detrás de otra se aglomeran haciendo presión. Todas quieren salir pero sólo unas pocas consiguen hacerlo.

Me haría mucha ilusión verlas todas juntitas, rodeadas en corral y con voz y voto. Dejando de ser consentidas y propiciando algo que de verdad hiciese perder el juicio al mundo.



Ya me canso de ellas, no hacen más que burbujear en mi mente y asfixiarse en la soledad. Necesitan de alguien, no saben valerse por ellas mismas. Pobres indefensas.

Pero cuidado, pueden llegar a ser despiadadas. Si no pueden formar familia, si acompañan a brotes de lágrimas o se sienten robadas. No hay que tentarlas.

Zigzaguean empujando a las demás. Son egoistas, combatibas y melancólicas. No hacen daño a no ser que sepan hacerse ver. Hieren a ciegas y dibujan garabatos en el aire.

Hay que saberlas cuidar, pues no se sabe cuando pueden venir a vengarse. Con tinta en mano y una pluma por esgrimir.

Que deliciosas resultan a veces. Sabrosas, melindrosas y hasta desquiciadas. No saben cuando parar, y cuando lo hacen, no hace falta decir más.




Cuantas fechorías habrán cometido y cuantas cualidades faltarán por descubrir.

Yu. Tejido desquiciado #1.1

viernes, 16 de abril de 2010

Somos inquebrantables

Nada es suficiente. Nada si te vas. Pero me tendré que conformar.

Ya hace meses que te conozco y no puedo borrar tu sonrisa soñadora y tus ganas de cumplir esas expectativas que te hacen ir, es imposible borrarlas de mi mente.

Puedes decirme que será igual, que nos veremos tanto como ahora y que seguiremos colgando carteles por las calles de aquí. Que reiremos con vídeos tontos y que nos abrazaremos en silencio, sin que nadie diga nada al otro, porque sabemos que lo necesita, porque no hacen falta palabras entre nosotros.



Tus palabras aún resuenan en mi cabeza: "La verdadera amistad siempre perdura en el corazón, ya verás como no me olvidarás"

¿Cómo pretendes que omita las tardes de lluvia, el trío de ases o tus disfraces de gato? ¿Cómo quieres qué olvide los primeros brazos qué me acogieron cuando pensé que todo estaba gris?

Me marcaste. Como muchos otros, porque todos nos firman en la vida dejando algo que nunca podrá deshacerse. Y así te recordaré yo, como la chica que persiguió sus sueños y me enseñó que es la verdadera amistad. Dejando una estela y levantándome con su mano... ¿lo recuerdas?


Seguiremos sonriendo, por muy lejos que estemos. Porque somos inquebrantables.

Yu. Tejido de la conformidad #1.2

jueves, 15 de abril de 2010

Una puesta en escena

Deja de eludir. Deja de evadir tu sombra. Deja de escapar.
Ahora te toca correr a ti. No mires atrás. Ahora me toca atacar.

Todo terminó. Exterminaste la ilusión. Desenterraste la soledad.
Voy en tu persecución. Ya no me vas a seguir. Tendrás que huir de mí.

Ladea tu sonrisa. Ya es la última vez. ¿Emerge tu temor?
¿Pero no habías terminado? Si es que yo también sé jugar. Además, puedo ganar.

Enmudeces de repente. ¿Un susto de muerte? Que lástima me das.
Y yo que te daba un beso que ahora no es más que un atrezzo.

No finjas más. Aquí estoy. ¿No vas a pedir perdón?
Ya que más da. No digas nada. Ya todo terminó.




Fin de la obra.

Yu. Tejido de papel #1.2

martes, 13 de abril de 2010

Bajo un paraguas de color azul


Un paraguas azul, cuando el día sea gris.
El extraño soy yo, consolando a la lluvia.
Diciendo adiós al perpetuo dolor.
Mojando la ropa en vez de helar a la razón.
Cosiendo las heridas y empapándome de ti.
Humedeciendo la noche, excusando al corazón.
Impregnándome de sutileza, confortando a las lágrimas caladas.
Sumergiéndome bajo tu saliva, en un río de lava.
Salpicando temores y bebiendo lunas llenas.
Inundando versos en blanco y salteando charcos con sonrisa plena.

Cuanta sed de ti.



Yu. Tejido a besos #1.1

domingo, 11 de abril de 2010

Cosas que suenan en mi vida

Pensé que iba a matar a este rincón. Al que tantos días he conservado como mi más fiel amigo y como mi confesor. Ha habido un tiempo que he querido continuar, pero he pensado que necesitaba aprender, necesitaba engullir experiencias y saber que es vivir. Y vaya si lo he conseguido.

Hoy significa un nuevo final y un nuevo comienzo. Ya hace cosa de dos meses que todo comenzó a disgregarse. Desde aquella furia que me brotaba en cualquier momento, pasando por las lágrimas que resbalaban despidiéndose de mis ojos o de una sonrisa estúpida un domingo a las diez de la noche. Me han pasado una infinidad de cosas, y me siguen pasando. Seguro que no nos fijamos, pero en cada momento nos pasa algo, quizá no con mucha relevancia, pero nos pasa y no lo sabemos apreciar. Tampoco digo que apreciemos la sensación que nos produce cuando el móvil nos vibra en la mano (el móvil, sólo el móvil) pero si pequeños aspectos quotidianos de nuestra vida. Porque... imaginaos si hacemos de la rutina una rutina pesada. Nos moririamos, al menos, yo casi me muero.

Me gustaría marcar cosas que he aprendido al largo de este tiempo de ausencia. Parece mentira, pero las personas cambiamos con cada hecho que nos marca. Aquí va mi lista, de la que estoy orgulloso:

1- He aprendido a afrontar mis miedos, mis dudas y mis temores. He aprendido a dejar de soportar un gran secreto que me mataba por dentro. He aprendido a ser yo mismo, a acceptarme a mi mismo.
2- He aprendido a sudar de los demás. De centrarme en los míos y mandar de paseo a los comentarios basura y a las miradas lobunas.
3- He aprendido a quererme, a darme algún regalo, a apreciarme. Antes no me gustaba, me odiaba... ahora, ahora intento sonreir al espejo cada mañana y pensar que yo lo valgo, sí, así, como el anuncio. Y funciona. También he aprendido... más bien decidido a cambiar de look, lo hice... y vaya, ¡qué rebuelo! Sienta bien sentirse tan fresco.
4- He aprendido a saber lo que quiero y a conseguirlo sea como sea. He aprendido a hacer realidad mis sueños, he aprendido a soñar más y a lograr más metas.
5- He aprendido a valorar la amistad. He aprendido que detrás de las fachadas, de la gente sucia hay color. Y doy gracias a ese color, me han dado el calor que necesitaba.
6- He aprendido a reflexionar. Si más no a pensar muchísimo más en mis actos, en las consequencias y en todo lo que eso conlleva y puede provocar.
7- He aprendido a decirle al pasado que se me salude desde un agujero negro. Sigo creyendo que todo lo que he hecho lo he hecho por que así lo he creído, pero las heridas siempre vienen de dos en dos. No te puedo olvidar, descuida, y siento todo lo que pasó, pero me siento bien de estar como estoy ahora.
8- He aprendido a gritar fuerte, a saltar, a volverme loco y a disfrutar de la vida. He aprendido que un paseo por Barcelona con mis amigos es algo que nunca olvidaré. He aprendido que todo vale, todo influye y que no pienso malgastar mi tiempo sintiéndome mal, aunque las cosas vayan de esa manera.
9- He aprendido a degustar mis dieciséis. He aprendido a amar, a sentirme dolido, a querer mandarlo todo a la mierda y a pintar el cielo de corazones. He aprendido que el corazón está en todos los lados pero el amor sólo en uno.
10- Y bueno, lo más importante, y creo que me repito, he aprendido a ser Yulen.

Aunque claro, lo bueno siempre viene de la mano con alguna que otra desgracia, y así es. No por eso voy a dejarlo de lado, pues cada palo me ha enseñado algo, algo valioso, algo especial y me ha dado la oportunidad de no volver a pasar por esas experiencias.

1- Me han enseñado a romper libretas, a romper fotos, a romper mis recuerdos. Me han enseñado a esgrimir lágrimas y a soportar puñaladas.
2- Me han enseñado que hay que ir por el mundo con la pistola justo debajo del brazo. Me han enseñado que jamás debes ir con la cabeza gacha, que debes aparentar que te comes el mundo cuando el te esté asorbiendo a ti. De lo contrario... bueno, no lo provéis.
3- Me han enseñado a pensar cosas muy raras. Me han enseñado a olvidar esos pensamientos tan raros haciendo otras cosas. Lo que yo hice fue desnudarme y volver a nacer. Un día fui día gris y el otro día gris con tonos vivos.
4- Me han enseñado a aguantar carros y carretas. Me han enseñado a no fiarte de las primeras impresiones, me han enseñado que no puedes ir buscando un sentimiento que no lo encuentras en ninguna parte, sólo él te encuentra a ti.
5- Me han enseñado los diferentes estado de la frase "coño, sí que lloro"
6- Me han enseñado a apartar yo en vez de que me aparten. Me han enseñado que la vida sólo la vives tú, y que no puedes ir dándote de ostias sólo por los demás.
7- Me han enseñado que siempre se tiene a uno mismo pero no siempre están los demás. Y en eso incluyo la familia, gente... que, joder, ya no sé quiénes son.
8- Me han enseñado a enarbolar el puñal que me habían clavado en la espalda. He aprendido que la venganza no sirve de nada, pero que cuando necesitan de ti y tú no estás... no es tu culpa.
9- Me han enseñado a diferenciar a la gente. A la gente y a las personas, son dos definiciones muy, pero que muy diferentes.
10- Y me han enseñado que siempre, pase lo que pase, aunque la negrura te venza, hay que sonreír. Porque una sonrisa luce hasta en las tinieblas.



De seguro me dejo muchas cosas por decir. Pero tranquilos, que aquí vuelvo, con energias renovadas y una visión completamente diferente del mundo. Porque si nos quejamos del mundo pero no lo vivimos, ¿de qué coño nos quejamos?

Aquí va mi pequeño top ten. La lista de honor, la carta de oro. Gracias, a estas personas, por joderme, por matarme, por reducirme a cenizas y a otras por salvarme, por levantarme y por despertarme de esta pesadilla, que al fin y al cabo no es más que eso, una pesadilla.

Gracias Rocío, por todo.
Gracias Cristina, por los consejos.
Gracias Neko, por abrazarme sin que te lo pida.
Gracias Jessi, por reír aunque el mundo estalle.
Gracias Victor, por resucitarme y luego volver a cabar mi tumba.
Gracias Elena, por tu locura en el exterior y tu sabiduría conmigo.
Gracias Adriá, por tratarme peor que la mierda y luego decir que no pasa nada.
Gracias Enric, por echarme tu mierda, que luego te he devuelto con extras.
Gracias Ana, gracias Fran, por enseñarme que los profesores pueden enseñar algo más que una clase aburrida.
Gracias Rita, por... de alguna manera, tacharme de todo en palabras y pensar que nos la vería. Gracias por lo de mi madre, no te lo dije, pero de poco sirvió. ¿O debería decirtelo en un tono que suene real?
Gracias Rafa, por despertarme cuando tenía los ojos cerrados. Gracias por quererme.
Gracias padres, por odiarme, por no querer saber de mi vida, por no querer hablarme desde hace siete meses, por hacer que cuando recuerde los momentos felices en la familia sean sólo los de nacer.
Gracias Asfixia, gracias Macmart, gracias Andrés, gracias Elías, gracias Miriam, Gracias Cristina (por correspondencia), gracias por entrelazar las manos en la distancia.

Gracias.





No me dejéis ir. Que yo no os soltaré.

Yu. Tejido reconstruido, mi tejido

Retazos del ayer

Retazos del ayer