Volutas pasajeras


Get your own Digital Clock

domingo, 31 de enero de 2010

Stop

Veo mí reflejo difuso. Mis ojeras se cansan de pelear. Mi cuerpo, una vaga imagen de lo que soy, se asoma por detrás gritando una pequeña realidad. Resigo mis labios, saboreando retazos del pasado. Me niego a aceptar lo que veo. Esos ojos verdes, que me miran con rudeza, desafían las lágrimas que vuelven a resbalar.

Salgo con el ánimo bajo, decaído y con el paraguas en la mano. Comienza a llover, otro día gris.

Me quedo cerca de la estación, caminando por el bordillo del raíl. Araño mis brazos, defraudado por la resisténcia que me demuestran. Ellos ya no quieren forzar la vida, ellos piensan como yo. Pronto llegará un final.



No debería querer morirme. Jamás pensé que llegaría a sentir que no valía nada. Incluso llegar a odiarme por ser así. Un rechazo voluntario. Un pérdida que no significaría más que dos días de pesadumbre y frustración.

Sentí caerme. Sentí resbalar y no sufrí nada en comparación a lo que sufría al despertar. Una sensación de agobio, una sensación que me decía que no debería estar.




Un cruce de ideas, un movimiento y una despedida a lo grande.

Yu. Tejido hecho jirones #1.2

sábado, 30 de enero de 2010

Metralla

Balas hirientes que dañan más de lo que parece. De esas que están incrustadas en lo más hondo con profundidad alarmante. Pedazos de metal que saborean el dolor. Sangre de hojalata que acaba degenerándose por culpa de la honestidad.

Disparos que no queremos que llegen. Disparos, que sin embargo, llegan. Munición estratégica y diligencia escéptica.



Bombas que estallan. Sentimientos, que por más que empatizen contigo, nunca entenderán. Estallidos con causa. Ríos desbordados por una mala dirección.

Necesitamos protegernos. Corazas invisibles que nos ayudan a cicatrizar punto por punto. Un manto incorpóreo que se ajusta con mera seguridad. Algunos lo llamaran frialdad, otros indiferencia o quizás apatía. No es nada de eso. Es un caparazón que nos ayuda a caminar, por más púas que se nos claven en los pies. Un escudo en la batalla.

Sólo queremos dejar huella. Sólo queremos mermar el dolor y poder dejarnos llevar por lo que queremos. Sólo queremos ser iguales.




Cueste lo que cueste, yo no soy de gatillo fácil.

Yu. Tejido que para algunos es desconocido #1.0

jueves, 28 de enero de 2010

Enredadera

Busca de algún modo llamar su atención. No se atreve, reticente, da un paso atrás. Sube las escaleras con él, acobardado y con ganas de que le trague la tierra.

Cada escalón, un pequeño eslabón en sus temores. Necesita aferrarse a ese pequeño atisbo de esperanza. No es normal en él que albergue ese sentimiento. Jamás se agarra a algo con tanta fuerza.

El corazón le oprime con necesidad. No descansa, impulsa latidos con deméncia. Se obstina retorciéndose en una masa esponjosa que doblega su respiración. Hace ademán de llamarlo, al ladrón sin aviso.

Sigue sin atreverse. ¿Y si lo hiciera y no funcionase? ¿Si rechaza sus ideas? ¿Si ni siquiera sabe que sus ojos se desorbitan al ver esas viejas converse negras desgastadas? Demasiadas preguntas sin respuesta.



Alcanza a dejar caer la mano con aflicción. Maldita cobardía sin sentido. Gira a la derecha, en una encrucijada donde sus caminos se cambian de nuevo. Confuso, el ambiente le aspira un jadeo enmarañado. Expugnantes, sus sentimientos se enredan de nuevo en un espiral furtivo.




Siente una espeluznante incertidumbre detrás de esos ojos azules.

Yu. Tejido imperceptible #1.0

miércoles, 27 de enero de 2010

Que nadie calle tú verdad

Es lo que he aprendido hoy.

Durante tanto tiempo haciéndome daño, durante tantos momentos incómodos, durante tantas grietas que corrompían mi verdadera identidad.

Los problemas que crecen con decadéncia. Cuando conjuraba fantasmas que intentaba exterminar. Aferrado a la soledad, una erosión más dentro de mi propio volcán.

La libertad que se había quedado esperando. Yo, ahora, voy a recogerla.



Zancadas que dejaban poca huella. Túneles que confundían mi caminar. Latidos carcomidos por una esperanza vana, que hoy, llega.

Silencios con dejes cortantes, cúmulos inconexos, explosiones de lágrimas. Largos suspiros al aire, miradas retorcidas y puños cerrados.

Si hay algo que decir, se dice. La realidad es así, o se toma o se deja.

Que nadie calle vuestra verdad.




Nadie lo hará con la mía. Jamás.

Yu. Tejido de la necesidad #1.3

martes, 26 de enero de 2010

Atropello bajo el agua

Llega un momento, tarde o temprano, en el que debes de ser abaricioso. Donde todo el mundo codicia su propia felicidad, tú, debes de comenzar a ser egoísta. Ya basta de que te pisen y seas, por una vez, él que no ande descalzo sobre el fuego.

Hay circunstáncias que debes anclarlas y coger otro barco. A veces sólo hay blanco y negro. Un espeso entresijo de sentimientos que decisionan tu lucha. Sumisos, no nos atrevemos a determinar nuestro propio bienestar ante el de otras personas.

Hay estanques sin desagües. Drenan la oportunidad de cambiar de aguas. Nos acorralan con la tormentosa lluvia y nos flanquean el paso sin poder escoger. No nos damos cuenta, pensamos que tenemos el acceso vedado y nos consumimos en finas gotas agridulces.


Burbujas de jabón que aparentan una película con cerrojo. Cómplices silenciosas que se elevan a la vez que nosotros tomamos la decisión.

Ahora, más que nunca, hay que comenzar a nadar.




Evita salpicar la parte de detrás.

Yu. Tejido deseado #1.1

lunes, 25 de enero de 2010

La veracidad de la soledad

No es tan fácil. El blindaje que lleva mi piel no es más tangible de lo que tu llegas a creer. Reticente, no puedo abrirme. No es miedo, no es un temor que se asusta del mundo exterior. Es una coraza que ve el mundo desde otro punto de vista.

Donde la gente ve el racismo, yo veo dos personas que luchan por sobrevivir en un mundo cruel. Donde la gente asquea dos chicos juntos de la mano, yo veo el amor más tierno y necesitado. Donde la gente carece de palabras para expresarse, yo veo hechos solidificados. Donde la gente ve el suicidio como una manera rápida de olvidarse de los problemas, yo veo alguien que ha soportado más que tú y yo. Donde la gente ve la superficialidad, yo veo lo que de verdad significa la palabra amar. Donde la gente se cree superior, yo veo una altura indiferente. Donde la gente ve que no me sé expresar, yo veo un mundo distinto, una pincelada que me hace ser como soy. Donde la gente me ve a mí, yo veo a un ser dispar.

Es una soledad irreparable. No ahora, no en este momento. Es una sutura que no cicatriza. Pequeños jirones que algún día desapareceran.

Es una frialdad efímera que no para de pensar en todo lo que me queda por recorrer. Necesito tiempo. Sí, ése que se fuga por el caudal de viento y que deja entrever una impasibilidad absoluta. Aquel que juega con manecillas corroídas de desesperación y la incertidumbre de un mañana mejor.

Seguiré imponiendo mi pequeño dilema a la sociedad. Un cúmulo de ideas aisladas que pasean deliberadamente por mi mente.



No hay más que decir.

Yu. Tejido de la necesidad #1.2

domingo, 24 de enero de 2010

Sigo despierto

Llevo tiempo durmiendo. Mis ojos parecen el maletero de un coche inservible. Están cerrados debido a que no me gusta lo que he comprado. Llevo un tiempo en estado de trance. Es una manera de parar los golpes de la vida. Me hieren, pero no duele. Al menos, yo no noto que me duelen.

Me he pasado la vida soñando. Había nubes de colores surcando el infinito. Ni sangre ni discusiones, sólo golondrinas que llevaban el mensaje de la paz volando con arte. Los árboles susurraban a la hojarasca que amasen a los otros árboles que vivían a la costa oeste del vasto mar. Las cerezas reían cuando las colgaba en mis orejas. Las paredes cambiaban de color porqué al sol le gustaba jugar con el arco iris. Las farolas se encendían por la mañana para saludar al astro rey. Los semáforos estaban pálidos. Las mariposas se posaban en la heladería para picotear un poco de fresa y menta. Los motores desafiaban la velocidad de la luz. Yo respiraba aún habiendo muerto.

Llevo tiempo durmiendo. Acabo de despertar hace poco. Me duele la cabeza y algo más. Aquí, punzante, el corazón palpita a ritmo lento. Mis ojos, mordaces, miran de sostener el maldito juego de la realidad.




Aunque no lo veámos, por suerte, algunos seguimos despiertos.

Yu. Tejido de la realidad #1.3

sábado, 23 de enero de 2010

Respírame

Veo tus manos que no llegan. Veo tus ojos distantes. Veo tu boca rehusar. Veo tu necesidad de no escuchar. Veo tu respiración oxidada.

Noto el tacto frío. Noto la mirada perdida. Noto tus labios mordidos. Noto los susurros descuidados. Noto la opresión de un nuevo hálito.

Lamento no cuidar tu piel. Lamento no perseguir tu atención. Lamento no ser cómplice de la saliva. Lamento amarte en silencio. Lamento no ser tu oxígeno.

Pierdo tus caricias. Pierdo tu interés. Pierdo la orilla de esos labios. Pierdo la música que era tu voz. Pierdo algo más que una respiración.

Me rindo ante el tacto. Me rindo ante tu exaltación. Me rindo ante tus palabras. Me rindo ante el vacío que consume mí eco. Me rindo ante una nueva ráfaga de viento.


Sólo pido que respires por mí.




No necesariamente se deja de respirar cuando no hay vida.

Yu. Tejido hecho jirones #1.1

viernes, 22 de enero de 2010

Enmudecer

Al abrir la boca te gustaría esculpir oraciones que describiesen lo que sientes, lo que quieres detallar. A veces, las palabras no quieren salir. A veces, tú tampoco quieres que acudan.

En ocasiones es mejor callarse, cerrar la boca y poner cremallera. Es duro sentir algo que no puedes expresar; hace daño el cruce de miradas desviadas. Esgrimir un valor extraviado que no tienes. Un valor insuficiente que necesita acrecentarse poco a poco.

Nos gustaría ser temerarios en medio del barranco, pero en el momento culminante movemos los brazos y andamos con pies de plomo.


Cuando, al fin, logramos persuadir a los labios, escupimos palabras sueltas que no tienen significado, volvemos al punto muerto y retomamos el silencio inapropiado. Nos tragamos cada letra con mucho cuidado. Encandilados, al imaginar que nuestra voz será escuchada, arrastramos lo que algún día serán nuestros primeros pasos.




Las palabras se las lleva el viento. Éste, se ve humillado ante ellas.

Yu. Tejido evanescente #1.2

jueves, 21 de enero de 2010

Espía de tus pasos

El caramelo se posa en tus labios. El olor te enfrasca en un aura amurallada. Cuando lo que quieres está a un paso, es tangible, es casi palpable. Puedes contar los milímetros que separan esa distancia. Aún así, está lejos, muy lejos. Un abismo intencionado.

Sientes todo tan deprisa. Piensas que el mundo se reduce a escasos minutos y que te falta el aire. Es como mirar a un cuadro. Tú te aproximas lentamente y lo resigues con los dedos, él, en cambio, no te ve.


La cabeza te da vueltas y la locura comienza su frenesí. Un desenfreno descontrolado que cae en picado sin amparo. Alentándote que seguirá ahí, que puedes volver a intentarlo, que debes probar de intentarlo.

Entonces intentas calmarte, miras al cuadro de frente y le exiges la misma atención que sus trazos causan en ti. Es ahora cuando tu palidez comienza a coger color.



Anhelo en secreto tras la puerta que nunca mirarías.

Yu. Tejido de la creatividad #1.1

miércoles, 20 de enero de 2010

Reserva para uno


No creo que llege a describirlo tal y como lo siento, pero intentaré que veáis que todos nosotros tenemos un pequeño desván en silencio y que lo utilizamos más de lo que pensamos.

Cuando hacemos castillos en el aire o estamos en las nubes. Cuando necesitamos nuestros momentos o cuando a nuestra cabeza le sobra el exceso de información. Esos días en los que estamos desconectados o cuando todo se viene abajo y la tierra se abre a nuestros pies.

Hay unos momentos específicos en la vida que requieren paciencia. Un aguante atesorado en horas de calma. Minutos que compartimos en soledad, una soledad con buena cara. Ocasiones que nos aceptan tal y como somos. Pequeños instantes que discutimos a una sola voz. Un rincón que nos enseña a lidiar batallas perdidas y a vitorear la puesta en escena.

No hace falta que sea en cuatro paredes. En cualquier lugar, sin falta de acallar el ruido constante.

Transmitimos un lenguaje propio a una habitación blindada. Una estancia personal. Un rincón que está reservado únicamente a nosotros. Donde por una vez somos los verdaderos espectadores.




Victoria con cimiento y pala.

Yu. Tejido de papel #1.1

martes, 19 de enero de 2010

Ofuscación

Hay veces en la que uno debe de coger de la mano a la soledad. Hay veces que conocemos a gente sin nada de autenticidad. Cuando las sombras se asoman por detrás. Cuando el puñal hace de títere y se mueve al compás. Sonrisa pasajera y mirada fugaz. Como un caramelo que se deshace sin más. Palabras de piedra y rabia sin paz.


Las señales se hacen difusas. Los caminos se borran tras los cristales. Las noches dejan de guiarnos. Los ojos se tornan desiguales. Virutas de dolor. Grilletes mal cerrados. Ruido hiriente, pozo sin retorno y eco sordo.

Aspiran la confianza. Jugan su baraja. Absorben tu baza. Arañan las cartas.

La ayuda que prestamos se paga mano a mano. Clavan los insultos. Corroen la igualdad. Te cogen del brazo y poco les falta para matar.




Se creen fuertes. Yo lo soy aún más.

Yu. Tejido hecho jirones #1.0

lunes, 18 de enero de 2010

Días de paso

El asfalto se me hace eterno. Cruzo con apremio y meto las manos en los bolsillos. Miro de hito a hito en busca de algo, no os sé decir. Continuo caminando, esta vez con calma. La prisa no es buena compañera.

Mis ojos se clavan como agujas en las demás personas. Ambulantes sin dirección. Son parecidos a mí, pero a la vez completamente distintos.


Mi instinto temerario me lleva a correr por la calzada. Esquivo con pequeñas fintas a los transeúntes. Llego a la plaza principal. Un lugar de paso y la casa de las palomas. Las veo echar a volar. Caen plumas de color azabache.

De mis labios sale un humillo blanco. Me doy cuenta que las luces se tornan anaranjadas y de que el frío recorre aquel lugar. Mis pies alcanzan el primer escalón. Me quedo allí, sin saber que hacer. Se asoma una pequeña sonrisa en mi cara. La respuesta ha huído.

Sigo sin encontrar el motivo de porque corro, pero adoro la velocidad.




Días de más. Sonrisas ajenas.

Yu. Tejido de la necesidad #1.1

domingo, 17 de enero de 2010

Tras la ventana

Veo llover. Finas gotas que danzan empotrándose contra el cristal. Resquicios de un día gris. Retales de agua que se desvordan en el cielo. Noches sin paraguas bajo un techo anodino.

Recorro con la punta de los dedos un corazón húmedo. Lo pinto con aprensión, pero a conciencia. Tiemblo al contacto. Un frío espantoso, de esos que dejan herida. Sigo resiguiendo con cuidado. El pavor se niega a desaparecer y la oscuridad necesita volver.

Tras la ventana veo las nubes pasar. Son tenaces, deben serlo si pueden aguantar tanto daño acumulado. Les clavan la lluvia y deben guardarla como un secreto hasta poder desahogarse. Las envidio. Ellas tienen la posibilidad de no anegarse, en cambio, yo debo tragarme el mar.




La lluvia es insistente. Parece que quiera romper mi protección. La ventana me cobija de la que muchas veces ha sido mi confesora.

Caigo rendido en la cama. Sólo escucho el repiqueteo de las lágrimas. Las mías y las del cristal. El corazón cae en picado, casi como una carrerra en vertical. Sólo la ventana y yo sabemos el secreto. Los días grises no nos gustan y los corazones de vidrio nos hacen mal.




No lo ocultemos detrás de las cortinas. Fragmentos del ayer.

Yu. Tejido de papel #1.0

sábado, 16 de enero de 2010

Brote

Me pregunto por qué los mayores se creen mejores que nosotros. Y no sólo ellos, si no también gente que cree que las opiniones de los demás, por ser como son, no significan nada. Deberíamos reciclarnos un poco, ¿no?

Me molesta no poder hablar sobre nada. Me tratan como si no supiese que hay en el mundo exterior. Sé que aún me quedan infinidad de cosas por aprender, pero, ¿quién dijo que la empatía no se puede aprender de joven?

Detesto no ser escuchado. Sólo se tapan los oídos por mi edad. Una soberana estupidez. Sé que el mundo real es basura, eso no hace falta que me lo recuerden. Sé de sobras cuantas injusticias hay en el mundo, día tras día, en cualquier rincón. Entonces, ¿por qué no se acuerdan de eso los demás? ¿por qué no lo tienen presente cada segundo que respiran? Pues yo lo veo algo esencial. Mire a dónde mire hay algo que me hace sentir mal. El mundo está encapotado de malas intenciones.



Así que me gustaría recordar que la maduración no es algo que se aprenda a determinada edad. Es más, puede ser algo que ni se aprenda. Pero que no me digan que no puedo opinar por ser como soy o que me escondan cosas que yo sé de cajón. Sí, soy un brote, pero estoy orgulloso de engarzar mis raíces, y no como otros que están desvancejidos por los mordiscos de los insectos.




Sembraré un campo de tolerancia.

Yu. Tejido de la realidad #1.2

viernes, 15 de enero de 2010

Vagón ocupado

Me senté al lado de un tipo con gafas negras y una chica que se movía al ritmo de sus cascos. Entonces, comencé a jugar a mí juego favorito: Leer mentes.

Aquel tipo llevaba una gabardina que le daba un toque elegante y a la vez le hacía parecer un vagabundo sereno. Sus gafas podían haber ganado un pulso a su cabeza, pues parecía no encajar con el resto de su cuerpo. Tenía una mano metida en el bolsillo desilachado y la otra la hacía servir como peine. Su cabello parecía una enredadera con dirección equivocada. Aún así, le quedaba bien. Pensé que seguramente se trataba de un hombre con poca iniciativa, con un ego importante y un orgullo acrecentado. ¿Andaría muy equivocado? Creo que estaría pensando en algún tema clasificado. En la programación que tendría ese día y que haría la mañana siguiente, si es que tenía planes...

Clavé los ojos en la ventana. Estaba todo oscuro; acabábamos de entrar en la boca de un túnel.



Al salir, me fijé en la chica de los cascos morados. Su ropa parecía tener más complementos que las muñecas. Llevaba muchas orquillas y un pelo liso, planchado y que le hacía parecer un objeto sin mente. Tenía hecha la manicura, con punteados violetas. Sus ojos, se ensanchaban con el maquillaje rosa que le hacía parecer una más en el pastel de la sociedad. Estaba enfrascada en su música, que parecía que iba a romper sus tímpanos. Seguramente se trataba de una persona totalmente banal que se dejaba guiar por la corriente de moda y andaba ganándose a los chicos del patio con la palma de la mano. Debería estar pensando en el nueve peinado que se haría y las excusas que poner para salir el próximo fin de semana.

Me reí. No debería juzgar a la gente así, yo mismo digo que está mal hecho... pero, ¿A caso sus ojos no relucen con la misma malicia cuándo me hacen un escáner de arriba a abajo? Todo podría indicar que fueran las mejores personas que podría conocer, pero, dada mi entendencia poco revalorada, no creo que mis dardos fallaran con tanta poca precisión.

Bajé del vagón, aburrido de ocupar un sitio que no me correspondía.




Las carreteras inertes son el mejor paso para un buen temerario. ¿Te atreves a cambiar de raíl?

Yu. Tejido de la conformidad #1.1

jueves, 14 de enero de 2010

Artistas

Todos tenemos un poco de eso. Nuestros gustos son diferentes, la manera de pensar, la manera de actuar e incluso nuestra forma de expresarnos. Somos críticos de un mundo ruín en el que el arte es lo único que mantiene el aire limpio.

Desde pequeños nuestros cuadros se inundan de un blanco nevado. A medida que vamos creciendo el lienzo pasa a ser de diferentes gamas de colores.

Lo que intento decir es que todos formamos una cadena. Se nos dan bien hacer algunas cosas y otras horriblemente mal.



Es imposible decir que "yo soy todo defectos", pues estarías engañándote a ti mismo y a los demás. Ocultándote un secreto que quizá no hayas descubierto. Es algo tan profundo que necesitaríamos herramientas para acceder a ese lugar. Sólo tenemos que excavar un poco, sin erosionar la tierra.

Pues todos somos artistas. Algunos controlamos las palabras, otros valoran sus movimientos, hay quienes les basta soñar y de otros que quieren ayudar. No mintamos sobre una mentira; el arte corre por nuestras venas.




He descubierto muchas cosas. Una de ellas, es que yo también formo parte del papel.

Yu. Tejido de la creatividad #1.0

miércoles, 13 de enero de 2010

Polvo

Las miradas convergen conjunto al reloj. No podríamos contar las veces que nuestros ojos se desvían hasta la aguja que está detrás de ese cristal. La manecilla que marca nuestras acciones y que planifica nuestra vida. O tal vez los dígitos que se trocan a cada minuto.



Estamos esclavizados por el tiempo. No somos nada sin él. Si vemos que marca una hora distina nos asustamos, nos ponemos nerviosos y tenemos un mal día. ¿Por qué?, porque tememos no tener el día archivado.


Deberíamos caminar sin prisa. Lanzar a la basura esa arena de cristal. El peso apolillado que tenemos como lastre. El itinolito que hace contrapeso con nuestras ganas de asentarnos tal y como nos plazca.

No está bien parapetarse detrás de ese aparato. No conseguimos nada si vedamos nuestras propias ganas de existir.

Podemos coexistir con el tiempo. Podemos olvidarnos de él por un día. Sonreír y vivir tal y como nos encontremos el presente.

Además, el tiempo, no es más que polvo que se va con una corriente de aire. Seamos ésta vez nosotros quien llevemos las riendas, seamos por una vez el vendabal.




El reloj tiene doce números. La vida tiene unos pocos más de días.

Yu. Tejido de la realidad #1.1

martes, 12 de enero de 2010

Luz mortecina

Brillamos. Más o menos, pero brillamos.
Es como si fuésemos una especie de cerilla que se consume. Algunos se apagan antes; otros se las ingenian para llamear con carbón.

Nuestro fuego interno nace de nuestra personalidad. Allí, escondido en un rincón, se haya nuestra voz. Aquel gruñido que nos asusta a veces. Ese pequeño chillido que parece provenir de nuestra cabeza.

La voz. Nuestra corriente. Nuestra forma de ser. La adicción al creer en uno mismo, la importancia que debería sobrevalorar nuestro ímpetu.

Si buscamos bien, en el fondo, podemos observar una luz intermitente. Faros que se extinguieron en la oscuridad. Rayos que mermaron sin razón propia. Un candelabro sin iluminar.

Bien. Os aconsejo un consejo: haced el favor de arder.



Las estrellas también pueden resplandecer en la ansiedad del mundo.

Yu. Tejido evanescente #1.1

Jirones de sombra

Premio Adonis:


1.Agradéceselo al blog que te lo entregó: Gracias a "Historias bajo la luna francesa"

2. Si escribieras tu propia novela, ¿de qué temática sería y por qué? De todo un poco y de nada a la vez. Me gustaría que describiese que en el día a día tenemos todos los géneros repartidos en las horas del reloj.

3. ¡Felicitaciones! Tu novela ha sido todo un Boom y será llevada a la pantalla grande. ¿Qué actor crees que tiene las cualidades necesarias para encarnar al protagonista de tu libro? No sé si habría película, eso primero. Si hubiése (que creo que no), yo escogería a los personajes, y serían gente de la calle, no actores famosos ni nada por el estilo. Gente de verdad.

4. Este premio se lo otorgo a: Elilith ^^

Premio espada:


1. Deben agradecer al blog que se los otorgó: Igualmente a Nicir

2. Deben mencionar a su heroína preferida: ¿Mi preferida?, supongo que sería... mi escritora favorita ^^ (LGG)

3. Otorgárselo a tus blog preferidos: Éste se lo entregaré a tres: A shay, nician y naylah

Premio jirones de sombra: (Creado por mi)



1. Agradecer al blog que te lo ha otorgado.
2. ¿Qué sombra borrarías de tu pasado?
3. ¿Qué sombra querrías ser?
4. Se lo otorgo a Nicir y a Naylah ^^ (No se puede volver a otorgar, quiero otorgarlo yo a los que crea convenientes)




Una ilusión da hechos a las palabras

Yu. Tejido ilustrado #1.0

lunes, 11 de enero de 2010

Umbría

Las montañas rusas suben, suben y vuelven a subir. En algún momento culminan su cima y comienzan a descender. A veces, con ritmo pausado, otras, la velocidad es vertiginosa.

Mi cabeza es un torbellino de montañas rusas. Debo reconocer que los abrazos sientan bien. Que las sonrisas pintan de maravilla. Que los nuevos propósitos brillan con luz incandescente. Ahora bien, ¿por qué no puedo contagiar a los demás esta alegría vespertina? ¿por qué esta felicidad se esconde bajo un manto de tierra de vez en cuándo? No entiendo cómo la melancolía se arraiga a mí de manera sofocante.

Las sombras se empujan las unas a las otras. Intentan devorar mi pequeño renacimiento. Sus garras están preparadas para ensañarse conmigo. Su aliento espectral hace que me quede rígido en momentos claves. Pero desisto, pues no voy a renunciar al verdadero refulgor que destella en mi corazón.

Voy a volar. Allí, encontraré una noria. Allí, me quedaré, acurrucado entre la distancia y la búsqueda. Allí, respiraré la felicidad tangible.




Una mano para tres.

Yu. Tejido deseado #1.0

domingo, 10 de enero de 2010

Cita blanca

No hay palabras. Son segundos únicos, detalles singulares y momentos extraordinarios. Podría describir el miedo que pasé al bajar el tren y contemplar todo aquel manto de nieve que se amontonaba en el asfalto. También podría contar cada pensamiento que se vinculaba en aquella locomotora, toda persona, imagen o lugar. Me acuerdo del asiento, de la maleta, del revisor, de la felicidad.

La vi allí, en el otro andén, buscándome desesperadamente. Cuando nos unimos, aquel férreo abrazo constituyó un nuevo comienzo. Una cita blanca y distinta, una vez más, días de alegría.

Esos ojos que no se separaban de mí. Las delicadas manos que se fundían con mis guantes. Aquel chaparrón de nieve bajo el paraguas. Cada temblor en tus labios. Lágrimas de acero. Abrazos tejidos. Susurros en la cama. Pasión.
Bocatas gigantes. Bolas bajo el pino. Restaurante pijo. Comida familiar. Páginas con afecto. Dedicatorias de tinta. Dedicatorias con sabor.

Son tantas cosas en tan poco tiempo. Es una colisión de sentimientos que vienen y van. Sentimientos que perduran desde hace diez meses. Hemos pasado por muchas cosas. Hemos afrontado problemas, pozos y demás. Ahora, es momento de continuar. Si ya hemos podido, ¿por qué no una vez más?

Y recuerda, nuestra enemiga, la distancia, deberá inclinarse ante nuestros pies.




Hay una razón por la cual no te olvidaré. Porque te quiero.

Yu. Tejido de la eternidad #1.1

jueves, 7 de enero de 2010

Vaivén en el silencio

No puedo describirlo. Es una sensación de agobio. Un muro inquebrantable que no puedo flanquear. Es como si todo lo que debería sentir se fuera evaporando. Un hermetismo reticente. De repente, como si todo fuese humo, una niebla densa que se mete en mis ojos y me hace quedar ciego.



Las ganas de hacer las cosas se me van. Todo es tan superficial, como si la verdadera esencia de las cosas no fuese más que un punto muerto en el pasado. Un mecanismo que día tras día, diese las mismas vueltas sin pensar por qué. Como si la manivela no tuviese dueño, y ése fuera yo.

No puedo describirlo con palabras. Es algo tan demencial. Una masacre interna que me hace pensar en un atolladero. Es segundo tras segundo con un martillo perforando mi silencio. Mi intimidad aludida sin palabras. Por eso, quiero dormir y no despertarme hasta encontrar la salida. Una salida que estará por llegar, pero que ahora, por mucho que digan que voy a encontrar, no la veo llegar.

Es un secreto que está afuera, un secreto que debo conseguir encontrar.




Por más frío que me encuentre, no pienso dejar de insistir.

Yu. Tejido de la inconsciéncia #1.1

El día para recordar

Bajaré despacio las escaleras, la repta final para adentrarme en lo más profundo del tren. Allí, viajaré a la velocidad de la luz. Notaré cada rincón del cuerpo como comienza a despertarse. Nerviosismo entre vagones. Apoyaré la mano en mi mejilla y me pondré a observar como el vaho entala los cristales. Me quedaré mirando las personas que vienen y van, cada una con su propia historia, cada una con su mundo.

Intentaré enfrascarme en el paisaje, será en vano. Le daré mil vueltas a la cabeza. Cogeré los cascos e intentaré concentrarme en un universo en blanco. Contaré cada estrella que vea, pero será imposible, pues habrá a doquier. Evitaré mirar el reloj. Pero el azar me murmurará que la aguja ha hecho su recorrido.


Sabré que he llegado. Respiraré hondo y daré un pequeño paso. Me lo pensaré dos veces y finalmente caminaré. Entre el gentío me sentiré perdido. Sentiré que la presencia del tren se ha escurrido como un rayo de luz entre las tinieblas. El frío me envolverá pero yo no le daré la mano. En silencio, saldré de allí.

Mis ojos se habran fijado en ti, y tú, sin lugar a dudas, estarás comiéndote las uñas, casi con desesperación. Entonces te diré un simple "Ey" y un atisbo de sonrisa se asomará por mis labios. "Cuanto tiempo"

Aquel instante, será, desde mañana hasta el final, el día a
recordar.




Frenemos. El presente también tiene volante con ruedas.

Yu. Tejido inmediato #1.0

martes, 5 de enero de 2010

Las estrellas desfilan

La gran noche. Esperada por pequeños y mayores. Cargada de ilusiones y sorpresas. De una magia que poco a poco se apaga. De una opresión que crece lentamente en nuestro pecho, aflorando los resquicios de nuestro pasado.

Así llegan los reyes, sedientos de alegría y con los caramelos acuesta. Balanceando sus manos, con guantes de terciopelo y grandes coronas con ornamentos. No dudéis de que están felices, pues hacen lo que hacen por puro placer. Esperan durante todo el año para acariciar los sueños de todos. Nos susurran que aún no somos lo suficientemente grandes para dejar de creer, y que si lo somos desatemos nuestras riendas. Ríen con nosotros y bailan al son de las estrellas.

Así, transcurre la noche en la que nadie puede dormir. ¿Qué habrá mañana?

Alguien besará de alegría a la persona que quiere, pues habrán valido los años labrando aquel piso. ¡Otro no podrá parar de secarse las lágrimas, pues los reyes han venido y le han traído aquel jugete tan deseado! Uno se quedará dormido, pues ya no espera nada. Muchos gritaran de euforia, saldrán de sus casas y disfrutarán. Quizá, la cara más oculta, gozará con un mordisco de pan y bendecirá al cielo por otro día como aquel. Allí, en el puente de nuestro pueblo, en las rendijas de la oscura noche, alguien cantará al fuego, saciando sus penas y contándole sus más gloriosos días.

Somos muchos. Somos pocos. Pero la magia, esa palabra tan extravagante que olvidamos por obviedades, toca a la puerta esta noche. La puerta que descuidamos, con aquel paño forzado por el escepticismo.

No olvidéis de mirar a las estrellas, pues esta noche desfilan a través del vestíbulo.




La magia está en la receta: una sonrisa y mucha voluntad.

Yu. Tejido evanescente #1.0

lunes, 4 de enero de 2010

Quema

Abrí los ojos, contrariado.

Todo estaba envuelto en una extraña niebla de color acre. El humo difuminaba el lugar. No se escuchaba más que el crepitar del fuego. Contuve la respiración; apestaba.

Intenté averiguar dónde me encontraba, aunque sólo pude reconocer un muro al qual le faltaba medio metro para ser como los demás. Me colé por una rendija mientras me magullaba las rodillas para poder pasar.

Llegué en medio de la calle, sangrando. Mis manos parecían calavéricas. Estaban sucias y maltratadas. Intenté dar un paso hacia delante, pero comprobé que mis piernas yacían en las últimas. Rompí un trozo de tela de la camiseta, en la que ahora se veía parte de mi torso, y me envolví las rodillas en una especie de venda mal hecha.

Oí un estruendo que provenía de donde me había despertado. Lo pasé por alto.

Vi fuego, olfateé el hedor de un animal muerto y conocí el horror. Todo eso paso cuando giré a la derecha. Allí, varias personas estaban echadas boca abajo, con algunos miembros amputados y otros que aún no sabría localizar. Una lengua de fuego se asomó en mis ojos, ávida, rápida y letal.

Sonreí con cinismo. No tenía nada que perder.


Deberíamos aprovechar lo que tenemos, pues no siempre es lo mejor, pero es lo más valioso en ese momento.




Estamos clasificados como una gran fauna. De ella, cabe destacar a dos: las personas, y los que intentamos parecernos menos.

Yu. Tejido de la realidad #1.0

Pinceladas

Toda vida tiene colores. Algunas personas se encuentran abrigadas por el negro, el inconfundible manto negro. Aquel que mancilla hasta profundidades abismales. Una tonalidad que desata tormentas. Esos relámpagos que causan estruendos más allá de la ficción. El negro es de todos, y por suerte o por desgracia, lo llevamos encima como uno más.

El gris, algo menos lapidario, nos coje de la mano de sol a sol. Desde que nos levantamos hasta que vamos a dormir, desde que ponemos el primer pie en el suelo hasta que los párpados se nos cierran. El gris está ahí, de eso no hay duda.
Algunos lo odiarán, otros, en cambio, darían lo que fuese por estar con él. Pues el gris no es un mal color. Es rutina, monotonía, invariabilidad. No esconde ningún secreto, es diáfano.

El blanco. Escueto, breve y conciso. Es un espacio de paz que nos deja con la miel en los labios. Es un pequeño nirvana que nos despeja las brumas. Eso sí, no lo esperéis encontrar, pues entonces no lo veréis jamás.



Luego, nada más. Os diré que el rosa no existe. Sólo en aquellas películas taquilleras por sus caras bonitas, también en esos libros para imaginar, igualmente en los cuentos de hadas. Claro que están los buenos momentos, los recuerdos inolvidables y las sonrisas pasajeras. Pero eso no es más que un rosa que se tiñe de negro.




El lienzo sigue vacío. Es hora de mezclar los colores.

Yu. Tejido de la eternidad #1.0

domingo, 3 de enero de 2010

¿Frío?

No hace falta que me lo recuerden. Lo sé. No puedo remediarlo... aún así no es justo.

Mi semejanza a la de un muñeco de nieve es nula. Hay veces que nos cuesta trabajo mostrarnos como somos a los demás, incluso a los más cercanos, pero no es que seamos fríos, que no tengamos sentimientos. Es simplemente un acto de autodefensa. Una pequeña protección que nunca nadie llegará a entender.

A veces me gustaría ser más simple, sencillo. Me gustaría no pensar, no darle vueltas a las cosas, lanzarme al ataque y frenar en seco cuando viése el peligro. Éso sólo a veces.

Ojalá algún día pudiesen apreciar como soy. Sólo ven los prejuicios, solo jugzan sin hechos, únicamente me dañan y creen que soy de hierro.

Mi mundo es complicado, evidentemente, como el de todos. Pero daría gracias por no tener que ser comparado con un corazón de ojalata. Porqué tengo sentimientos, y lo doy todo por ellos. Están escondidos, en un sitio muy frío, con la llave congelada en el pomo de la puerta.

Espero que algún día encuentre la persona que me ayude a darle vueltas al pomo sin necesidad de preguntarse que hay más allá.

Puedo soportar más dolor, pero no pienso abrir por aprensión. Sólo pido que no imaginen que hay detrás de la entrada, porqué tan sólo encontraran una salida.




El frío es el calor más necesitado.

Yu. Tejido de la necesidad #1.0

Cuéntame al oído...

... las heridas que causaron los estragos.
... las veces que tú corazón se sentía desbordado.
... las milésimas de segundo que tardas en pensar en mis labios.
... lo tacaño/a que eres a la hora de protegerme.
... tus más íntimos secretos.
... lo que nunca me quieres contar.
... la verdad de éste mundo.
... los problemas que te importan.
... porqué lloras cuándo yo no estoy.
... sitios imposibles de imaginar.
... que podemos ser iguales a la vez que diferentes.
... que esto es una pesadilla, y cuando me levante estarás ahí.
... que puedo vivir siendo distinto.
... que te encontraré.
... que estés dónde estés nunca me olvidarás.
... que algún día podremos darnos la mano como uno más.
... que jamás me olvidarás aunque no nos conozcamos.
... todas las noches que sueñas conmigo.
... que mañana vendrás.
... que ya me contarás.

Hay tantas cosas que nos gustaría escuchar, que querríamos oír en nuestros oídos. Pequeños susurros de una voz melódica y gutural. El compás de quien nos quiere a sólo un paso. El alcanze de una mano translúcida que algún día llegará.




Cuéntame al oído el fin del mundo. Despacio, bajito y con pasión.

Yu. Tejido de la inconsciéncia #1.0

viernes, 1 de enero de 2010

Cuando me siento caer

Romperé.

Debería desear que el sueño de cada persona se cumpliese, pero eso no sería más que otra mentira infiltrada en la esperanza del gentío.

La falsedad es un atributo que complementa estas fechas. ¿Por qué debemos escuchar cómo la gente critica a las espaldas de los demás?, ¿por qué no pueden ahorrarse los insultos y tragarselos para ellos mismos?

No pienso felicitar un año nuevo que no viene más que con facilidad embustera y un engaño reconocible.

Estoy harto de ver pasar a la gente día tras día con la hipocresía marcada en la cara como un tinte que no se puede borrar. Esa postura farsante que nos hiere sin haber entablado conversación.

Era una promesa actualizar éste dichoso blog el uno de enero. Borrón y cuenta nueva, tanto de vida como de actitud. Así que yo no pido que a cada uno de vosotros se os cumpla el deseo que tengáis en mente, pues muchos sólo pensaran en mujeres, dinero y grandes riquezas sólidas.

Yo pido que aprendamos a ser más justos, a tolerar y a ver la vida como seres insignificantes que somos. Un brindis por la comprensión.




Si todos tuviésemos una luz que brillase por nosotros, la mayoría de individuos estarían a ciegas.

Yu. Tejido de la conformidad #1.0

Retazos del ayer

Retazos del ayer