Volutas pasajeras


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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sinsajo


Quiero morirme. Quiero entrar en ese libro y morir allí. Tengo una sensación tan desastrosa y un vacío tan hueco que me siento la última piedra de la avalancha. La señora Collins me ha dado una fuerte patada en la entrepierna y ha hecho, que sí o sí, me incline ante ella. Da igual lo que opine sobre el libro; por ella como si un muto me arranca mis extremedidas y me quedo agonizando tras un chute de rastrevíspulas.

No desvelaré nada en la crítica (en el apartado de SPOILER sí, y necesito soltarlo todo), es mejor leerlo y verlo, porque todas las palabras se convierten en un holograma en la cabeza y se quedan martilleando tu cráneo desde el interior.

¿Quién habló de libertad?

Suzanne Collins se ha pasado. Y es que me lo venía venir. Ningún otro libro me había dado tanta dosis de adicción como Los Juegos del hambre, e incluso, para mi sorpresa, En llamas logró superar con creces mis expectactivas; y eso que segundas partes nunca fueron buenas, pues aquí sí, sí son buenas, son más que eso. Pero se le ha ido la mano con el tercero.

Al principio, hecho meticulosamente (estoy completamente seguro), Katniss comienza como en sus libros antecesores, como en sus primeros capítulos: en su casa y con Buttercup, el gato mandroso de Prim. El ritmo se mantiene, no de forma adictiva, pero te hace seguir leyendo más. Aunque le falta garra (o la destreza de la pluma de la autora). Nos muestran la vida en el distrito 13, nos pone sobre mantel a todos los personajes, ya sea de una manera u otra, pero todos bien servidos y en el punto de mira de la señorita Collins. Y nos mantiene con las tareas de distracción hacia el Capitolio y las grabaciones, los spots publicitarios y todo el batiburrillo que con el enfrentamiento no hace más que convertirse en un bucle repetitivo. Pero aún así, la escritora lo lleva bien y va en crescendo.
Y hay un momento, en el que se han disparado mis alarmas "hambriles", y el libro a alcanzado sus máximos. Y ahí, el mismo libro, ha comenzado a arder.

Al comienzo de la tercera parte del libro hasta acabar el capítulo 24, Collins no te da tiempo de secarte las lágrimas y decirle al corazón que por favor, que deje de latir tan fuerte. De repente te encuentras metido en un círculo cerrado de impotencia, de odio, de querer gritar y romper las páginas y de sentir como la guerra es lo peor que el ser humano puede crear. Y eso una y otra y otra vez, hasta desfallecer de tanta rabia acumulada.

Destrucción. Despojo. Muerte, muchísima muerte.

Y después de alcanzar su auge, toda mi pasión devoradora de letras se termina. De repente, Collins ya no es Collins y pasa a ser una escritora del montón que quiere acabar deprisa y corriendo una de las mejores trilogías distópicas de todos los tiempos y hace ¡zas, zas! con las manos y pone punto y final. No. Eso NO se puede hacer. Juro que me he tenido que leer cuatro veces los capítulos 25, 26 y 27 y el breve epílogo. Pues no me entraba en la cabeza ese cambio tan brusco. Creía que todo era una ilusión de Katniss y que en el próximo capítulo despertaría y volvería de verdad. Pero no. Y es que después de esa frenética marcha en la cual ya ni me paraba a ver por que capítulo iba y simplemente quería seguir y seguir y seguir, me he encontrado preguntándome que demonios le había pasado al final, igual algún error de impresión, no sé.

Y hablando de Katniss. Aquí, Katniss, la frívola, irónica, poco objetiva y decidida Katniss se difumina. Y lo mismo pasa con todos los demás personajes, y eso, para mí, ha sido su pata coja. Pues a Peeta le pondrían a ver puesto Pepe, presentarlo como un nuevo personaje y hubiese colado, a Gale lo han extremizado hasta el punto de preguntarme si de verdad era Gale o un cubito de hielo hostil y a Katniss la han querido martirizar (no, Suzanne, Katniss es algo más que una virgen con cuatro clavos). Y los secundarios... bueno, ahí al menos alguno que otro se salva.

Definitivamente, este libro ha sido con el que más he maldecido, con el que más estremecimientos, más dolor y más sufrimiento me ha transmitido y con el que, sin duda, más he llorado (y chorretones).

Si me dijesen de escojer uno, por adicción, escojería el primero, pero me quedo con éste de la manera mas cercana posible. Pues este libro, es más que un libro, es un posible nosotros en el futuro. Es una realidad actual, es una experiencia que nadie quiere vivir. Es algo, que debemos evitar a toda costa. Y Suzanne Collins ha dado el primer paso y nos ha abofeteado en toda la cara mostrandonos lo que se cuece en el mundo y lo que nadie nos quiere enseñar.

Aunque lo odie con todas mis fuerzas (cuand lo leáis entenderéis mi furia) es una obligación comprarse este libro, es más, diría que si no lo tienes, deberías replantearte tu existencia, al menos, un trillón de veces.

Y es que aquí las apariencias engañan. No os dejéis guiar por la portada tan fántastica y tan liberadora, pues detrás de ese Sinsajo se esconde la humanidad. Y tras la humanidad, una verdad desgarradora.

¿Real o no?

Real.

9/10 - Rozando la perfección

SPOILER:

¿Cómo ha podido hacer eso Collins? Comprendo que tenga que enseñarnos la verdadera parte del horror de la guerra, pero es que nada más comenzar nos da donde más nos duele: Cinna muerto.
Vale, igual ya me lo esperaba, pero siempre tenía esa pequeña esperanza de verlo aparecer en el último momento. Momento en el que si aparece, cuando Katniss está en la cama y ve a los vivos y a los muertos juntos. Pero no quería verlo de esa manera. Ya con solo eso Suzanne consigue que estemos con un nudo en el estómago de amargura constante durante todo el libro.
Pero bueno, visto lo visto no sé yo si algunos de los otros preferiría estar en el pellejo de Cinna y morir en esas circunstancias. No es muy apetecible morir decapitado por un muto, o derretido en una especie de rayo volátil o devorado por las llamas mientras intentas ayudar a alguien que está al borde la muerte.
Y es que veo que la especialidad de Collins es hacernos sufrir, es su golpe maestro. Nos da la única felicidad con la boda de Finnick y di que sí, con un par de ovarios, matémosle. Supongo que eso si está en resonancia con el libro u.u

Cuando he leído lo de Prim se me ha caído el cielo. Incluso deseaba que Katniss intercambiase su papel con el de ella. Puta guerra.

Pero que alguien me diga que no soy el único que ha odiado que Snow no sufriera más. Y es que después de todo, se rié en la cara de todo el mundo y muere aplastado/suicidándose él mismo. Que rabia me ha dado, pero al menos, muerto está.

¿Y Peeta? No lo recuerdo así. Y esa decisión final de Katniss, al elegirlo más por pena que por amor. Eso no me ha gustado nada nada. Y es que bueno que a Peeta le hayan modificado la cabeza con ese veneno, pero sin su personalidad el libro pierde mucho encanto, y suponiendo que al final del libro, como se ve, vuelve a ser como siempre, no entiendo que consienta ser tan... frío. No lo sé. Ese Peeta no es el Peeta de siempre.

¿Y Gale? A ver, has pasado toda tu vida con él, sois como hermanos, te ha protegido mil veces y daría todo por ti. Y vas tú, Katniss, ¿y le echas la culpa de haber "creado" la bomba? Como no han muerto personas por tu culpa...
Me parece que algo egoísta eres. Vale que era tu hermana, pero es que como mucho la culpa es de Coin, y a esa ya le das su merecido. Además, esa bomba es como cualquier otra bomba, mata, las bombas son malas. Ni siquiera Gale la creó, solo dio la idea para terminar con todo de una vez. Me parece muy injusto que la tome con él. Si él no hubiese puesto esa idea en el asador, otro tipo de misil hubiese caído. Así es la guerra, muchos pierden, nadie gana. Da gracias que tienes a alguien, ya sea a un Peeta irreconocible, una madre trastocada o a un Gale supuestamente "seductor del sector 2".

Y me parece lógico que de una manera u otra asocie esa bomba con Gale, pero de ahí ha no verlo nunca jamás, me parece que todo el valor que tenía Katniss se ha quedado en el segundo libro.
En fin.

¿Y Annie, no decían qué estaba descerebrada y paranoica total? Pues yo la veo muy ceñidita en el papel de "en el último capítulo recobro mi cordura, y más con la muerte de mi marido, que me hace estar con los pies en la Tierra y con un niño dándome patadas en mi barriga".
Eso no se sujeta ni con pinzas. Ahí Collins necesitaba un "no" para quedar bien, y tralará.

No sé. El libro me ha transmitido la dureza de vivir en esas condiciones, pero me ha faltado esa chispa que caracterizaba la saga. Será que hecho de menos unos Juegos del Hambre, aunque sean crueles y odiosos, pero al menos, ahí la autora sacaba todo su potencial a relucir. Y aquí, aunque con muchas más muertes y mucho más presión psicológica y traumas de por vida, creo que ha sido más las ganas de acabarlo todo rápido y con prisa y de matar a unos cuantos por que ya les tocaba que las de cerrar con un buen final.

Aún así. Viva la trilogía de Los Juegos del hambre. La guardaré como un buen recuerdo, y no creo que nunca se me olvide la última frase cuando me encuentre en una mala situación. Pues siempre, habrán juegos peores.

Curiosidades:

Tuve la gran suerte de encontrarlo a la primera, pero se debe más que nada a que a la librería que voy soy algo así como un cliente estrella (y tampoco es que vaya allí cada día, ojalá, pero como no gasto absolutamente nada y todo lo que me queda de cumpleaños, reyes y demás necesita ser pulido pues así vamos). Pero eso no tiene nada de curioso. Lo curioso, es que sólo quedaba un ejemplar y estaba reservado a un cliente desde hacía un par de semanas. Sé que es un golpe bajo y que no se debe hacer, y que igual hice mal... pero el librero, le quito la hoja de reservado y me lo vendió a mí (encima con rebajas incluidas, no sabéis lo feliz que fui). Sé que le diran a esa persona que el libro aún no ha llegado o se ha agotado, y no se enterara de nada. Sé que si me lo hicieran a mí me jodería mucho, pero es que, si estuvieráis en mi caso, ¿a caso no lo hubiérais comprado? Yo creo que nadie en su sano juicio rechazaría ésta maravilla la primera semana que sale al mercado.

La segunda curiosidad es sobre la edición en catalán. Se ve que hubo un error a la hora de la impresión y todos los libros acababan en el capítulo 26. Yo estoy acostumbrado a leer en castellano, pero imaginaos lo que debe de ser encontrarte con el último libro de una trilogía como esta y llegar a la última página y quedarte con las ganas de saber que hacer. Yo me tiraría de los pelos. Al menos ya han retirado todas las copias y la editorial ha decido cambiar los libros a los afectados, pero debe de ser chulo tener una muestra así, no creo que todo el mundo pueda decir: Yo tengo la primera y única edición de Sinsajo con 26 capítulos. Aunque tiene que fastidiar, al menos, un pelín. Por cierto, en catalan no la han traducido por su nombre original, se llama algo así como "El pájaro de la venganza". Definitivamente, prefiero Sinsajo.



Yu. Reseña susurrada al oído #1.0

martes, 7 de septiembre de 2010

Aspirando a...


Reseñar.
Ser plausible.
Y mejorar.

Hoy comienzo segundo de bachillerato (cosa que mucha gente no comienza hasta una semana más tarde; injusticia) y no sé porque me ha entrado el moscardón de la literatura más que nunca (supongo que toda la culpa lo tiene un pajarín de una portada azul celeste con ganas de volar que mientras la señorita ogro... ejem, Fina, que tela con el nombre, se ha puesto a darnos la charla sobre el último curso antes de la Universidad, me he puesto a divagar sobre las posibles opciones de Katniss). Y ha sido entonces cuando he pensado: anda, pues no estaría mal opinar sobre algo que significa tanto para mí, ¿no?

Y tará, aquí y hoy, surge la idea que han tenido miles de personas: reseñar.

No sé si me saldrá mejor o peor, con más tacto o enzarzándome conmigo mismo. Sólo sé que tengo ganas de hablar sobre libros. Y sobre películas. Y sobre música. Y que puñetas, sobre arte en general.

No he encontrado mejor sitio donde expresar todo eso que aquí. Y es que tantas entradas pálidas y con la voz rota me cansan hasta a mí, y la salida más factible es, a parte de fragmentar pedazos de mi vida, que os brinde algo de las pocas cosas que me hacen sonreír. He pensado en hacer un blog a parte para analizar todas las temáticas, pero he creído más conveniente quedarme aquí, que al fin y al cabo es una parte de mí.

(Creo que me estoy yendo por las ramas...)

Que más que más... sí, a ver, a partir de hoy pondré en la columna derecha del blog un listado con las próximas reseñas (ya sean libros, películas, etc.) y una encuesta sobre tres ____ (rellena el espacio vacío con "libro", "peli", "serie", "manga","CD"...) para que escojáis la reseña que preferís leer antes.

Otra cosa que quería destacar es que pretendo ser imparcial con mi opinión. Como no, será subjetiva, pero si pienso que es malo, pondré que es malo, ya sea la películas más taquillera de los tiempos o el best-seller con mas vendas de los últimos diez años. Para mentir sobre lo que consumimos ya tenemos a los anuncios de la teletienda. Jum.


Y ahora ya sí, os dejo algunos títulos de las próximas reseñas:

Sinsajo de Suzane Collins
Diario de un Zombie de Sergi Llauger
Apocalipsis Z de Manel Loureiro
Contra el viento del norte de Daniel Glattauer
Si no despierto de Lauren Oliver




Por lo que respecta a las películas...

Origen de Christopher Nolan
Shuttle de Edward Anderson
Piranha de Alexandre Aja
Predators de Robert Rodríguez





Manga...

Doubt
Mirai Nikki
Liar game

Anime...

Angel Beats
Gantz





Series...

Glee
Dead set (Muerte en directo)
Skins






No sé si habré conseguido dejar a alguien con los dientes largos pero mañana colgaré la reseña de Sinsajo, que ya voy por la mitad... ¡y eso que lo he pillado hace unas horas! Cuando lo reseñe, os contaré una anécdota sobre esta preciosidad azul celeste y mía.

A los que hayáis comenzado hoy el instituto/trabajo/cualquier cosa que no sea hacer el vago o lo que uno quiere: ¡Ánimo, que ya ha pasado un día!


Yu. Mi tejido #1.2

viernes, 3 de septiembre de 2010

Jódete


Seguro que alguna vez en la vida os habéis encontrado con alguien, que por una cosa o por otra habéis acabado con las garras fueras. En mi caso, fue mi mejor amigo, el que era mi mejor amigo, que ahora se ha convertido en un pobre pusilánime que recurre a su ignorancia para dar lástima.

Pues va dedicado a todos aquellos que nos dan puñaladas traperas, que nos engañan, que pisan a los demás por su propio beneficio y para aquellos que alguna vez les quisimos tantísimo y que ahora no son más que un ahorcado en nuestros recuerdos. Con todo lo que pasamos juntos... ains. Púdrete.

"Mira dentro, dentro de tu pequeña mente. ¡Haz un esfuerzo!
No nos inspiras nada, estamos hartos y cansados de todo el odio que nos guardas.
¿Así que dices que no está bien ser gay?
Bueno, pues yo creo que estás enfermo.
Eres un racista que no sabe ni atar mis cordones.
Jódete, jódete y mucho.
Por que odiamos lo que haces, y odiamos a los que son como tú, así que piérdete.

Eres de mente lenta, ¿no?
Tú quieres ser como tu padre, y para eso buscas su aprobación.
Pues no es así como la encontrarás.
Tú realmente disfrutas viviendo una vida que es detestable, ¿cierto?
Porque hay un hoyo donde debería estar tu alma...
Solo estás perdiendo el control, y déjame decirte, es realmente desagradable.
Jódete, jódete y mucho.
Por que odiamos lo que haces, y odiamos a los que son como tú, así que piérdete.

Dices que deberíamos ir a la guerra.
Bien, pues tú ya estás en una.
Porque gente como tú es la que deberíamos dar caza.
Cállate ya, que nadie quiere tu opinión.
Pues tus palabras no tienen sentido y se está haciendo tarde.
Jódete, jódete y mucho."

Lily Allen - Fuck you

Algunas canciones dicen tantas cosas, ¿verdad?
Aquí no está todo, me gustaría mostraros un par de frases que me han llamado la atención. Para ti, querido amigo ^^

"Hay un principio que constituye una barrera a toda la información, que está al abrigo de todas las discusiones y que logra mantener al hombre en una permanente ignorancia: colocar el desprecio delante de la investigación."

Herbert Spencer

¿Te dice algo la palabra ignorancia? Espero que la sepas reconocer.

Aquí te dejo con mi despedida, por todo lo alto. Haber si sabes leer entre líneas y luego ya si eso me avisas. Anda... que no sabes ni leer, olvidaba que solo te interesa el material pornográfico. Que más da ^^

"A pesar de todo, libertad,
a pesar de todo, tu bandera, desgarrada pero izada,
ondea desafiante contra el viento con el retumbar del trueno."

Lord Byron

No debería darte más importancia de la que realmente vales. Pero es que esos humos alguien te los tiene que bajar, y aaaains, querido amigo, no me queda otra que decirte las cosas claras y ser todo un señor, hablándote sin escupir y sin la cabeza roja por que no te vienen las palabras adecuadas a la cabeza, o eso que se parece a una piña colada que tienes encima del cuello. En fin, déjame decirte que no eres el rey del mundo, ni rey al fin y al cabo. No eres más que nadie y por supuesto, no tienes el derecho de faltar a nadie y creérte superior. Menos estando yo delante. Tolerancia, por encima de todo.

Y su tu no toleras, yo no me voy a rebajar a tu nivel, pero, déjame resaltar de nuevo, que NADIE pisa a NADIE. ¿Entendido?

Pues eso, jódete. ^^


Yu. Tejido airado #1.2

miércoles, 1 de septiembre de 2010

No hay nada más que perder


- Oh, ¿Por qué estás tan triste? -se dejó caer a su lado- hay lágrimas en tus ojos. Vamos, ya pasó -le alentó a levantar la cabeza. - No te averguenzes de llorar.

Si yo muero al despertar será porque tú me has cortado la respiración.
De algún modo sigo vivo en mi interior, aún sin respiración consigo sobrevivir.
No sé como, no tengo ni idea.
¿Pero cómo voy a vivir solo sin nadie más que yo?

- No sé como explicártelo, pero creo que mi corazón saldrá desbordado en cualquier momento, es horrible -le explicó entre lágrimas-. Es como si un montón de lluvia se hubiese colado en mí y se estuviera avecinando una gran tormenta.

Tú siempre me enseñaste la diferencia entre el bien y el mal. Y esto está muy mal.
Tal vez sea un corazón joven, pero sé lo que estoy sintiendo.
Nunca he estado de esta manera. Sentado todo el día en soledad.
Estoy tan perdido en estos momentos.

- Así que una terrible tormenta, ¿eh? -le sonrió con empatía-. Deberías hacerte con unos cuantos cubos, llevarlos a la azotea y dejar que el agua se almacenara en esos cubículos de plástico -sus manos recreaban todas sus palabras en gestos y ademanes-. Necesitarás reservas para tiempos peores. Las lágrimas son agua, y el agua es un bien escaso, ¿no te parece?

Cada día era tan maravilloso, y de repente, se hizo tan dificil respirar.
Me siento tan inseguro con este dolor. Todo está oscuro.
Incluso eso que llaman amor.

- Debería buscarme un lugar mejor en el que esconderme y llorar -garantizó con la cabeza gacha-. No te dejes engañar por mis sollozos, sólo estoy riendo, pero a mi manera. A veces soy bastante complicado de entender.

Todo lo que construimos se vino abajo sin oponer resistencia.
Oh, la película nunca termina. Siempre sin cesar.
Será mejor que deje de soñar un sueño.

- Estaría bien que te impartiese clases de sonrisas gratis, no te vendrían nada mal. Llámame raro, pero no logro encontrar rastro de alegría en esos ríos que se deslizan por tu cara -esbozó en sus labios algo parecido a esperanza-. ¿Qué tal si rompes a llorar ahora mismo? Me encantaría oír tus llantos. Pero ya sabes, a tu manera.

Ya no puedo luchar con este sentimiento por más tiempo.
He olvidado aquello por lo que comencé a luchar.
Aún tengo miedo de dejarme llevar...

- Estoy harto de aceptar los límites -dijo con una voz opaca-. Desafío una y otra vez a todas las adversidades que me vienen de cara, pero no logro más que salir herido. No valgo para las emociones, son todas demasiado hostiles.

Algo ha cambiado en mí, algo ya no es lo mismo.
Hay algunas cosas que no puedo cambiar,
pero hasta que no lo intente nunca lo sabré.

- Sólo porque alguien diga que hay límites tú no tienes porque creerle -puso sus manos encima de las de él y le obligó a alzar la mirada-. No hay límites. Repite conmigo.

- No hay límites...

- No, no los hay. Créeme a mí pues, puedes llegar incluso más allá.

Sus ojos se empañaron. Su cuerpo no se tenía en pie, era un pequeño temblor incesante, un escalofrío constante. Entonces se dio cuenta de que se estaba helando. Pero eso era lo de menos. También se había dado cuenta de que no había límites, de que podía volver a seguir, de que debería hacerlo, de que debería volver a tenerse en pie. Era la única posibilidad.

Solo un pequeño chico de pueblo, viviendo en un solitario mundo.
Viviendo para encontrar una emoción.
No va a dejar de creer.

Se lanzó a sus brazos, se asió a su espalda, agarrando su sudadera como si fuese la cima que lo librase del abismo. Y se echó a llorar.

- Te gusta sonreír muy a menudo, ¿eh?

Se aferró a los sentimientos. Y los dejó fluir.



Yu. Tejido de la necesidad #1.5

domingo, 29 de agosto de 2010

Hacía frío, pero la mañana era preciosa


"Es curioso, pero la depresión no me venia nunca en días como éste: nublado, gris, frío. Cuando hacía este tiempo, yo sentía que la naturaleza estaba deacuerdo conmigo, que mostraba mi alma. Pero cuando salía el sol, los niños jugaban en la calle y todos estaban contentos por la belleza del día, yo me sentía fatal. Como si fuera una injusticia que se mostrara toda aquella exuberancia y yo no pudiera participar. "

Paulo Coelho, Veronika decide morir.



Yu. Tejido después de que se esconda el sol #1.3

jueves, 26 de agosto de 2010

Pesadilla


"Tiendo a tomarme una copa de más antes de pensar.
Sí, sigámos así, igual de obstinados.
Como me gustaría que me refrigeraran, a mí y a mi bebida.
Me siento torpe, pero es como debe de ser."


Preciosa pretenciosa. Eres una grosera ficción. Una tasa fuera de mis periferias. Un borrón en el cielo plomizo. Un recorte de impertinencia. No sé que hago soñándote, cuando nunca he logrado alcanzarte. Debo de ser un devoto de las imposibilidades. Un adicto a la utopía. Si me preguntan: necio de profesión.

Clavemos dentelladas abismales. Aquí, allá, en mi cuello, justo por debajo de tu cintura avispada, detrás de ese lóbulo perfecto o podemos comernos a mordisquitos el corazón. Sensualidad depravada, sin lencería y desnuda de pensamientos. Carnalidad lobuna. Tú.
Tú concentras los mil demonios en tu lujuria derrochante de anhelos. Maldita fogosidad ardiente. No eres más que una vehemencia despotricada. Una pasión febril.

Fuego extinto. Fantasma. Mera ilusión. Espíritu errante. Espectro agonizante. Duende macabro y vil. Visión fatal. Imagen infecta. Elucubración siniestrada. Fachada rengueante que no tiene por donde sujetarse. Pérfida representación.

Todos necesitamos despertar.


Yu. Tejido vehemente, deseado y desquiciado.

viernes, 20 de agosto de 2010

Allí nunca es tarde


"Sé que siempre he sido igual, un lunático despistado.
Pero es que allí sobre las nubes pierdo el norte.
Todo es tan intenso, todo es tan real.
¿Puede ser que allí arriba nunca se haga tarde?"


Deseamos. Soñamos. Anhelamos. Ambicionamos. Ansiamos. Codiciamos. Nos encaprichamos. Suspiramos y pretendemos. ¿Y entonces?


Lo vivimos. Tan intensamente, tan real, tan profundo. Lo degustamos, lo saboreamos, lo catamos. Y cuando estamos ante la última gota, queremos más, pero ya no queda más.
¿Y entonces?



Fraguamos nuestro deseo otra vez. Y allí se queda, presionando. Alejándote de tus sueños y devolviéndote a tu verdad. Y es entonces cuando nos damos cuenta, de que allí, una vez,
nunca fue tarde.


Yu. Tejido de la eternidad #1.2

lunes, 16 de agosto de 2010

Cosas que suenan en mi vida #2

Hace un día y medio que he llegado a mi casa, con la increible visión de estar solo en mi casa, sin padres y sin nadie que me controle más que mi tía a la hora de comer y cenar, y eso, tan solo un par de horas. Ella está en casa de mis abuelos y vamos allí a comer. Así que la casa es mía y solo mía por siete días.

Las vacaciones han sido muy intensas y han cavalgado a velocidades muy diferentes. Ha sido como el roce de un sueño: te despiertas y vas en busca del hotel, dejas las cosas, pillas un sitio donde comer y te pasas todo el día viajando de arriba a abajo descubriendo lugares, monumentos y disfrutando de un sitio que está lejos de la rutina y que te acoje entre sus calles y su muchedumbre.

Lo malo, es que ha durado poco, muy muy poco. Y también por la compañía. Mira que decía mi madre que yo me portase bien... ¡JA! Mi tía discutiendo cada dos por tres con mi tío y montando el jaleo más universal en medio de un pequeño bar, en el mismo hotel o en cualquier calle con la calor más intensa. En esos momentos me daba cuenta que en mi sueño, el viaje lo hacía, o bien yo solo o bien con personas que yo elegía.

Lo peor de todo ha sido la poca intimidad y la, dentro de lo que cabe, poca independencia de movimientos. Si bien he ido de ciudad en ciudad y dando vueltas como un loco más o menos por lugares diferentes, no podía quedarme a contemplar nada o simplemente tomarme un granizado estirado en un parque. Pero bueno, ningunas vacaciones son perfectas.

Ahora, al desaparecer casi todas las personas de mi alrededor y tan sólo quedar mi tía y yo, siento la vulnerabilidad en cualquier parte. Me gusta poder levantarme a la hora que quiera, hacer lo que quiera y, si quisiera montar una fiesta o largarme hasta francia un par de días, también podría. La parte negativa es la soledad más cercana. Pero, ¿qué chico adolescente no ha querido quedarse solo en casa y tener la mayor libertad y posibilidades del mundo para moverse y hacer lo qué quiere?


Supongo que yo debo ser la excepción, si al menos tuviese dinero y un puñado de gente a la que ver, entonces me lo pensaría dos veces.

He estado dando tumbos por Zaragoza, Pamplona, San sebastián, Zarau, Bilbao, Vitoria y Santander. Un día diferente en cada sitio, algo indescriptible, de verdad.
Os iré poniendo que hice cada día, alguna foto y todas las anécdotas que se me ocurran, pero eso ya más adelante.

También recalcar un par de libros: Apocalipsis Z y su continuación, Los días oscuros. Pequeñas joyitas muy bien pulidas. El autor es Manel Loureiro, y comenzó a publicar por el blog, tan solo por diversión y sin mayor expectativas que las de escribir varias entradas a lo largo del año. Podéis encontrar los dos libros enteros escritos en su blog, gratis y sin ningún peligro de pago. Aún así, yo los compré, y que decir, que es de los mejores libros que últimamente he leído. Los zombies son sólo una excusa para darnos una visión de la nefasta humanidad. Qué es peor, ¿un no muerto o un vivo demente?

Y ya por último, decir que al leerme estos dos libros entre viaje en coche y coche, me he querido aventurar en el mundillo de la novela bloguera. No pongo más que las ganas de apasionar a varios lectores y dar la oportunidad de pasar un buen rato. Aquí os dejo el link y me despido hasta mañana.


http://downloadinsane.blogspot.com/



Yu. Mi tejido #1.1

viernes, 6 de agosto de 2010

Soy


Soy la gota que se queda en la botella.
Esa hoja que se mueve con el viento.

El aguardiente que acaba por quemarse.
La mirada que se pierde en las estrellas.
Las palabras que se gastan con el tiempo.

Soy la espera que espera la esperanza.


Yu. Tejido de la inconsciéncia #1.5
Hasta dentro de siete días ^^

jueves, 5 de agosto de 2010

Caer en la calle


"Si tomar mi propia decisión es casi la única libertad real que me queda.
El cuerpo se va contigo recogiendo cosas del suelo, cosas que los otros no quisieron. Encuentro trozos de vida, trozos de cuentos, trozos de plástico, latas y recuerdos. Trozos de trozos, trozos en cuerpo, cuerpos en trozos."


Aporrea afanosamente la cabina telefónica por si el azar le ha dejado algunos céntimos atragantados dentro del quisquilloso telefonillo. Ni una moneda, nada de nada.
Escruta la calle, todos los rincones, cada callejón, angostos, amontonados, pobres o ricos. Cualquier lugar con un par de cartones y alguna pared para cubrir del frío le aprovisionaría durante una noche. Otra noche con vida.
Acaba parapetrándose tras unos muros de hormigón con la sola iluminación de una luna medio mordisqueada y calentándose con sus miedos y sus pavores.
Se sobresalta en plena madrugada por el vocerío de un grupo de jóvenes ebrios que juegan al viejo juego de las piedras y el vagabundo. Intenta asfixiar sus temores y seguir respirando el hedor que desprende su ropa.
Le vuelven a tirotear y esta vez el cuerpo del anciano queda desgarrado y con la ropa y la piel hecha jirones. Él se atrinchera tras las cajas de cartón y pide compasión.
El más iniciativo del grupo quiere dar un paso más, quiere destacar, lo desea.
Tras un par de patadas, una ración de escupitajos y una horda de insultos, el muchacho saca de su bolsillo un encendedor. Lo enciende, lo apaga, lo enciede, sopla, se ríe y lo lanza.
Se van corriendo dejando atrás una trastada. Corriendo hacia sus casas, con calefacción, cama, comida, aseo y un techo donde vivir. Abandonando al raso a alguien como ellos, no, no como ellos, alguien con mucha más humanidad.

Con las manos ennegrecidas y una tos de caballo logra escapar de la hoguera que antes había sido su hogar. Aunque eso es lo bueno que tiene vivir en la calle, que cada día puedes encontrar una nueva vivienda, un nuevo sitio donde vivir... o quizás sería mejor el término sobrevivir.
Despojado de ganas de ser, de subsistir como un sinónimo de basura, de arrastrarse en sociedad, de mendigar de un lado para otro como si de una rata se tratase, de una existencia vacía, de ganar cuatro duros que se acaban asentando en los bolsillos de los demás, dejando los suyos sucios, vacantes y tristes. Cuanta tristeza.

Le sonríe a una pequeña que aglomera toda la tierra posible en su cubo. La niña le devuelve el gesto mientras sacude el cubo y lo derrama todo en forma de castillo. Su madre, mira en derredor y se le encoje el corazón al ver como ese señor con esa indumentaria y esos dientes amarillentos le sonríe a su hija. Le mira con asco, transmitiéndole todo el mal del mundo en una sola mirada. Acoje a la cría entre sus brazos y se la lleva lejos de allí, lejos de aquel señor tan feo, tan extraño y desconocido.

Él se abriga con sus brazos, infundándose calor en aquel día cerrado. Se queda en ese banco, como otros muchos, tratando de pasar el tiempo, examinando el día y sus caras oscuras. Se queda en ese banco, con la barba enmarañada, el cabello cerdoso, con bolsas en los ojos y una mirada perdida, más allá del roce entre lo humanamente posible y la sensación de vivir sin ser. De pasar por un trance apático por siempre más.

Y él, allí, sin nada ni nadie, sólo desea un abrazo, un calor humano, un triste amigo y un motivo por el cual seguir.



Yu. Tejido abandonado #1.1

jueves, 29 de julio de 2010

Un mito moderno


"Lo que sucedió entonces, ahora, ya no es más que un pensamiento.
Un último error antes de morir, comprar una verdad y vender una mentira.
No olvides de respirar esta noche, por que el secreto está fuera."

Me pasa cada vez menos, es una sensación bastante indescriptible. No tiene ni pies ni cabeza, ahí está, no es amor, no es odio, no es ilusión, ni esperanza, ni venganza ni melancolía. No tiene nombre, ni siquiera eso que llaman nirvana. Es una paranoia enorme que da vueltas y vueltas en la cabeza haciéndote sentir bien con el resto del mundo. No es que esté eufórico, o esté hecho polvo, es de esos días que te dan algo y que hacen que tu aportes algo a los demás. Esos días que descubres que algo es diferente a ayer, esos días que entiendes que por minúsculo que sea la vida puede lograr dar vueltas, paulatinamente, pero avanza. De maneras diferentes, direcciones a veces erroneas, a veces muy acertadas, pero avanza.
Meto la mano en el fuego de que mañana ya se habrá extinguido esta sensación, pero por ahora, por hoy, quiero sentirla, quiero sentir este resquicio de paz, de barrera protectora, de cosa.

Hoy puedo decir que tengo un día especial. Un día diferente. Un día, no como los demás, un día verdadero. No creo que pueda olvidar mi viaje en tren con esa señora desconocida (ya no), ni ese granizado a medio empezar, ni ese CD olvidado, tampoco esa comida que llenaba tanto y tanto, ni esos acordes de piano. Menos voy a olvidar esas palabras escritas en tinta dónde yo he desenvuelto algo más que lo que había dentro. Y lluvia, siempre ahí donde voy yo.

Tampoco voy a olvidar la conversación que he tenido con mi abuela, esas grandes conversaciones que pocas veces se tienen. Creo que mi abuela se merece que la adoren como un Dios, y cuanta rabia me da que la ignoren y que la tachen de vieja cuando mi abuela lo controla todo, lo ve todo y hace lo que le da la gana. Gracias abuela por brindarme tu confianza, y gracias el día que acudí a ti.

Otras conversaciones banales que necesitaba, conversaciones con la familia que por más tontas que parezcan, por más cutres y estúpidas que resulten devuelven la vida.

Y esas palabras, que al fin, con algo de calma, hemos podido regalar mi madre y yo. Algo que al fin, con tanta distancia aún pendiente y tanta distancia que va a ser imposible de reducir, podemos estar de acuerdo con que la persona que está destrozando todo esto no es, por lo menos, ninguno de los dos.

Y faltaría menos, que para rematar el día acabase con una canción en la mano que hace mucho tiempo hizo que mis lágrimas se meciesen en la oscuridad, una canción que tanto ha significado conmigo y que hoy, por fin, puedo tener en mis oídos en su versión original.

Veis, ya se me está escapando, ya se está volatilizando, ya tiene ganas de huir.
Pues lo siento, pero este día lo conservaré como un mito moderno, y ese recuerdo no se va a perder.



Yu. Tejido reconstruido#1.2

miércoles, 28 de julio de 2010

Dibujos que rompen


"Dime si esto es real.
Una y otra vez se va,
es una esperanza vacante.
Camino por campos de fuego.
Vivo en un día enterrado."


Lo acabó difuminando con los dedos. Esparció un poco de negro por el cabello y algo de tiza verde por la sudadera. En frente de su desordenada mesa, al margen de los lápices, de las acuarelas y el montón de hojas arrugadas, se encontraba sonriéndole en una muesca de papel. Lo resiguió varias veces con la palma de su mano y se llevó el dibujo al pecho. Oprimiéndolo con fuerza, contuvo las ganas de romperlo y romperse a si misma. El folio cayó a sus pies surcado de pliegues.

No levantó la cabeza en ningún momento. Siguió despeñándose en sus pensamientos y se olvidó de llorar. Cuando quiso darse cuenta ya había vuelto a retomar el carboncillo, sombreando una nueva figura en la página arrebujada. Deliniaba una nueva cara, un rostro conocido, unas manos que ardían por tocar, unos labios que morían por besar. Era un autoretrato barato.

Al otro lado del papel estaba él, con sus grandes ojos y esa barbilla que raspaba cuando se acercaba más de lo previsto. Y en su lado, se encontraba esa barrera sobreprotectora, esa mirada que vigilaba hasta el infinito, ese espacio en blanco que siempre se encontraba de por medio y nunca podía derrocar.

Incluso en el dibujo, cuando intentaba darle la mano, ese silencio se encontraba ahí. Parecía que hubiesen creado a propósito un pequeño mundo de separación para los dos.

Partió el grafito enfadada y lanzó por los aires todo el galimatías que tenía allí montado. A penas quedó el dibujo encima de la mesilla, con esa sonrisa pilla y esos ojos de falsa esperanza. Ella no se atrevió más que a hacer una bola de papel y gritar que, a veces, odiaba dibujar.



Yu. Tejido de la creatividad #1.4

martes, 27 de julio de 2010

El color del cielo


"Aun cuando las nubes son blancas,
a veces quieren volverse negras.
Quería quedarme hasta el amanecer,
como cuando era un niño.
Ahora siendo perseguido por el tiempo,
ya ni siquiera tengo suficiente sueño."

Siendo él tan azul, no entiendo por que insiste en mostrarse tan oscuro.
Todas esas formas esponjosas que navegan allí arriba se diluyen.
Aun con el sol regiendo al amanecer los colores huyen.
Aun con la luna imperando en las tinieblas todo se apaga.
Ni siquiera el suelo da una tregua; ya no hay donde caer.
Ya no esclarece ni en los días de verano.
Es una batalla de colosos azules.

¿De qué color ves el cielo?
Del color de mis sentimientos.
¿De qué color es tú cielo?
Del color de un despertar que preferiría quedarse a soñar.




Yu. Tejido después de que se esconda el sol #1.2

miércoles, 21 de julio de 2010

Locura

"No estoy tratando de desaparecer.
Pero es verdad, tengo que aprender a manejar las calles.
Son las cuatro de la mañana y me siento muy solo.
Ni una sola llamada.
Estoy aquí, en la medida de lo posible.
Como se puede ver, se trata de sentimientos encontrados.
Sentimientos que estoy empezando a odiar."

Me estoy volviendo loco.
Y no, no veo nada claro.


Yu. Tejido desquiciado #1.3

lunes, 19 de julio de 2010

Adiós



"Es inevitable nuestra separación, y este no es momento para entender.
Solo hay que aceptarlo, pues lejos estamos mejor."


Debería respirar mi aire. Mi propio aire, y no el aire de un recuerdo.
Aunque no soporte esta soledad, aunque me quede helado, aunque llueva siempre en mi cabeza, es momento de olvidar.
Y es que el tiempo pasa y yo me quedo atrapado en él. Me anuda con los días y me aprieta con los meses. Cuanto añoro no llorar.
Serán los primeros instantes, esos latidos mal acelerados, esas manos aterridas, esas risas encerradas en el pasado. Me quedaré con eso.
Prometo que no borraré todas esas huellas desordenadas, cada paso que dimos me acabó por convertir en quién soy. Y aunque ahora todo esté perdido siempre sonreiré por ti.
No sé si aun me recordaras, espero que sí, y que hagas como yo, recolectar lo bueno y difuminar lo que no estuvo tan bien.
Espero que algún día lo entiendas, porque todo esto terminó, fue porque no pude hacer realidad tu sueño, porque no fui capaz de ser más que una mera sombra mal trazada.
Entiéndeme, todo estaba demasiado oscuro, todo me engullía y no sabía quién ser. Me di cuenta mucho más tarde, de que la vida era menos complicada si no pensabas y actuabas según tu razón.
Pero se acabó, y debo darte las gracias por todo lo que fue, lo que ha sido y lo mucho que llenaste el corazón. Gracias por regalarme una parte de mi vida, gracias por ser un pequeño ángel terrenal.

Y aunque te extrañe, todo aquel cariño aún lo tengo guardado en mi piel.



Yu. Tejido reconstruido #1.1

domingo, 18 de julio de 2010

Basta de luces


"Nunca he sentido miedo, nunca me ha tumbado el viento,
excepto por la soledad.
Y temo que se acerce el momento de gritarte una palabra más."


Basta de luces.

Todo se apaga paulatinamente.
El sol sigue escondiéndose tras esa gran montaña.
La gente vuelve con prisa a sus casas.
El cielo enseña sus últimos colores vivos.
Las farolas lamentan encenderse estando solas.
Y yo, esperando no causarte ningún mal.

Todo echa chispas.
Las persianas bajan con apremio.
Las tiendas cierran.
Los bares abren.
Los flashes iluminan la carretera.
Y yo, alcanzando la soledad.

Todo da vueltas.
Los coches aumentan la marcha.
Los trenes pasan a toda velocidad.
Los graznidos resuenan en los viejos oídos.
Los bancos ganan colillas y basura.
Y yo, despidiendo fuerzas.

Siempre habrá un faro en esta oscuridad.



Yu. Tejido abandonado #1.0

sábado, 17 de julio de 2010

30 segundos

"No quiero volar para volverme a caer.
No quiero morir, quiero luchar, sobrevivir a ti.
No tengo alma, ni siquiera tengo un porqué. "


30 - Miré el reloj
29 - La aguja se movió
28 - Cerré los ojos
27 - Los volví a abrir
26 - Dejé la mano muerta en la fuente
25 - Sentí como el agua fluía en mí
24 - Suspiré
23 - Cerré el puño
22 - El agua se desbordaba por los nudillos
21 - Lo vi correr
20 - Las palomas comenzaron a volar, asustadas
19 - Me quedé mirándolo
18 - Se paró
17 - ¿Iba a hablar?
16 - No sabía si quería escuchar
15/14 - Lo siento, yo... no quería
13 - Me quedé impasible
12 - Nadie reaccionó
11 - Los niños gritaban
10 - ¿Volvería a hablar?
9 - Mil voces, no sabía si él también estaba hablando
8/7/6 - No tengo excusa, ni perdón, sé que no voy a escuchar ninguna palabra de tu boca, sólo déjame a mí
5 - Me ataría de nuevo
4 - Lo estaba haciendo, otra vez
3 - Se aproximó, me iba a besar, esos labios carnosos, donde había soñado un mundo
2 - Un roce, una pequeña fisura
1 - Bofetón
0 - Tú ya no eres mi porqué
- 1 - Se fue el sol


Yu. Tejido después de que se esconda el sol #1.1

jueves, 15 de julio de 2010

Hay un monstruo en mi cabeza


"Yo soy el monstruo de tu cabeza.
Y yo que pensaba que había aprendido.
Parece que todavía no.
Yo soy el veneno de tu piel.
Y ahora todo se rompe.
Todo llega cuando las luces se van."

Me pasa, que un día, aun con las cosas estando de la misma forma, lo veo todo de manera diferente. Es como una especie de distorsión.
Ayer, por ejemplo, me levanté con la cabeza en su sitio, bien amueblada y con ganas de patear la vida. Hoy, en vez de querer pisar fuerte, tengo una sensación como de vacío.

Y todo se basa a recuerdos y pensamientos que siguen centrifugándose.

Me he parado a pensar si vale la pena lanzarse sin saber que hay al otro lado. Tengo días así. Es una pequeña dosis de adrenalina que me la inyectan estando dormido, a ritmo respiratorio. Puede que no salga bien lo que tengo en mente, pero quizás es lo único que me salve de este mal sabor de boca. Tengo unas ganas irremediables de escupir.


Hay miedo oprimiéndome la salida. A veces sí, a veces no. Ya os lo he dicho, es una percepción que viene y va, me es imposible controlarla.
Seguramente mañana tenga ganas de comerme el techo cuando abra los ojos. Todo se fundamenta en esas emociones que circulan por carreteras vedadas. Y es que esas emociones matan.

Me guste o no, hoy tengo ese cabreo confuso que hace que me entren ganas de arrugar bien fuerte todo lo que toque. Todavía sospecho que hay un diminuto monstruo en mi cabeza que me va suministrando pequeñas cantidades de veneno a cada paso que doy.

No debería permitírselo.


Yu. Tejido imperceptible #1.2

lunes, 31 de mayo de 2010

Zombies


La escondía entre sus brazos. Apenas le llegaba a la cintura, con esas mejillas apolilladas de ceniza industrial y una alborotada cabellera eléctrica. Una criatura de unos cinco años se parapetaba tras el cuerpo de su madre, que con dificultad podía ya respirar.
La madre lo sabía desde hacía tiempo. No había salida. No tenían ninguna oportunidad de salir ilesas de allí, de ninguna forma posible. Lo había pensado tanto tiempo que ya le parecía escuchar el estribillo de la muerte en su cabeza. Pero temía ver a su hija muerta. Debía protegerla a toda costa, pasara lo que tuviera que pasar. Más allá de las pérfidas llamas, de las sacudidas en los pies y de esas mortíferas máquinas de matar. Su niña no iba a morir en manos de nadie que no fuese ella, su madre, su lamentable protectora terminal. Ya sólo quedaba posponer el aborto bélico un poco más.

¿Por qué a mí? Esa era la pregunta que resonaba como un eco lejano en la mente de Isaac. Despojado de su ropa y con las lágrimas ensangrentadas no podía más que permanecer quieto y ver como un gato se orinaba en lo que habían sido sus pantalones favoritos; ahora hilos desilachados y pedazos de tela raída.
La cabeza le caía hacia un lado y sus ojos batallaban para no mantenerse cerrados. La paliza había sido digna de un reality show. Un par de "hombretones" que se definian a sí mismos como El Justo y El Imparcial y un tercero que hacía de árbitro mal pagado y otras veces de jugador desperdiciado. Seguro que para ellos sí que había merecido la pena. Al menos les había aportado algo de diversión, cosa que no conseguía con nadie, ni siquiera consigo mismo. Y todo por haberle dicho a Sebastián que su sonrisa era encantadora.

Que lujo. Todo el salón abovedado y atestado de muebles por aquí y personas por allá. Era el rey de una casa encantada, con su reina, su castillo, un par de principitos y la caballería más galante. Ese día no habían invitado ni a una cuarta parte de su colección de amigos. Sí, colección, como esos cromos que los vas guardando en un álbum y vas enumerándolos uno a uno para ver cual te falta. A Aitor no le hacían falta más cromos, pues él mismo se podía considerar el ingeniero de ellos. Él podía crear y destruir lo que le viniera en gana, para eso le habían pagado unos estudios, le habían dirigido la vida y le habían obligado a encaminarse hacia la felicidad ostentada. Era un pequeño Dios que odiaba a su familia, detestaba su trabajo y se recluía en su libre soledad.

Todos ellos forman parte del reparto de Zombies, donde el cual todos nos vemos sumados a la mayoría con la cabeza carcomida. Son una milésima parte de personas atómicas. De esas que en vez de cabeza no tienen más que alguna bomba lista para detonar o de las que son devoradas por el fuego que éstas provocan.


Yu. Tejido zombie #1.0

sábado, 22 de mayo de 2010

Milagro número 5

Todo está cubierto por un manto de frío y un azmicle de muerte y soledad.
La tierra que conocía ya hace días que se fugó. No fue una guerra ni ningún meteorito la que la destruyó. Fuimos nosotros mismos, tontos de nosotros, que no prestamos caso a las señales.

Me llamo Mada. Nací en un lugar que ya no existe. Ahora viajo en el Milagro número 5. Es un hogar relativamente grande comparado con el 3 y el 7. Tengo una cama asignada a mi nombre de pasajero. Justo al lado duerme una señora mayor, que ya casi la considero mi abuela, y un robusto soldado que parece sacado de alguna película de las que veía en eso que se llamaba cine. El Milagro es un gran barco, un señor barco que nos proteje de los vientos huracanados, de las embestidas de piedras y nieve y de las olas enfurecidas; los volcanes ya son otro cantar. Tiene un montón de cámaras modernas donde cabemos un centenar de personas. También tiene un comedor gigantesco, que es donde pasamos la mayor parte del tiempo, y unas cuantas salas de máquinas, pilotos y esas chuminadas. Yo me paso todo el día en las escaleras, pues hay ventanas que dan al mar. Aunque todo sea agua y tinieblas, al menos me da la sensación de que aún estoy vivo.

Llegué a la embarcación con mi padre. Antes de todo, los terremotos producieron muchos daños y nos flanquearon el paso durante dos días seguidos. Azotada por un seísmo, la tierra se jugó la vida de mi madre. Recuerdo haber estado llorando mucho rato mientras mi padre corría entre las bolas de fuego. Mi padre me recordó que la vida sigue si aún puedes respirar, aunque él no tomó ejemplo de sus palabras y la catástrofe también se lo tragó poco después de que me subiera al Milagro número 5.

Hoy nos han comunicado por megáfono que pronto todos estos desastres terminarán. Pero yo me siento inmerso en un pasaje oscuro desde que todo esto comenzó.

Espero que ultime pronto. Espero que el milagro esté por llegar.



Yu. Tejido después de que se esconda el sol #1.0

miércoles, 19 de mayo de 2010

Orientación bastarda

Me siento invadido, como si no fuese yo. Mi mente bailotea como si estuviese jugando con la realidad. Cuantas ganas tiene de jugar.

Está harta de las complicidades y de los eufemismos. Está que se sube por las paredes. Está que revienta cualquier cosa, y sí se hace daño a ella misma mejor que mejor.

Es como una luz intermitente. Cuando quiere se enciende y me golpea tan fuerte que el mundo se zarandea bajo mis pies. Me deja descolocado y pierdo el norte. Y mi sentido de la orientación no es que sea excepcional (no es más que una orientación bastarda).

Hay veces que me traslada a un segundo plano y ella controla la situación. La maneja a su antojo y hace lo que le da la gana. Y ahí comienza a tergiversar las cosas, las pocas cosas que tengo colocadas para que mi mundo no vuelva a resquebrajarse.


Y ella sigue con su estúpida manía de arrollarme.
Y yo sigo sintiéndome más allí que aquí.
Y me sigo extraviando.
Y seguimos jugando.



Yu. Tejido desquiciado #1.2

lunes, 17 de mayo de 2010

¿Me cambias el corazón?

Un hombre de hojalata que pide un corazón.
Una persona con vida que lo regala a patadas.

Que injusto es el mundo.

Yu. Tejido de la conformidad #1.3

domingo, 16 de mayo de 2010

-1

¿Es posible sentirse muerto en vida?

Yo vi tu cara entre la multitud. Yo supe destacarte entre el gentío.
Olí la menta azucarada que desprendías en aquella avenida.
Borré la aglomeración y sólo quedaste tú. Mis ojos y tú.


Es exasperante la espera. Es irritante vivir con una cuenta atrás.



Pude imaginarme los cafés y las palabras. No hacía falta mucha creatividad para saber que querría toda la tarde para los dos. Ni siquiera deberías mover los labios, pues yo ya sonreiría por ti.

Ves esos días inútiles pasar. Ves las cosas que podrías hacer y, que sin embargo, te son imposibles de realizar.

Al fin podría hacer todas esas cosas que imaginé. Esos sueños que quería cumplir podría compartirlos. Y te acompañaría en cada uno de ellos sin pedirte nada a cambio. Porque nada se podría comparar a ti.

Rutina. Cotidianidad. Costumbre. Que más da. El hábito no cambiará.

Juntos. Tu. Yo. Nosotros. Nada nos molestaría. Todo sería perfecto. Si nos separásemos un par de día ya echaría de menos tu acento, tus disputas, tus mohínes o tus almuerzos. Empequeñecería por poder quedarme en el bolsillo de tus tejanos.

Buceas en tus delirios. Te atragantas a ilusiones y exhalas inconclusiones.

Pero ahora no hay salida. No puedo escapar. Sólo puedo alcanzarte con los ojos cerrados. Tan solo puedo llorar por ti. Tan solo puedo escribir sobre ti.

Y dejas todo apartado. Estás harto de profundizar. No quieres volver a hablar con la melancolía. Estás deseando beberte la lluvia y parar la cuenta atrás.




Un día menos.

Yu. Tejido evanescente #1.4

sábado, 15 de mayo de 2010

Ángel en llamas

Imagínate ser feliz. ¿Lo ves?
Después de tantas sombras y tantas trampillas.

Imagínate surcar la soledad. No te es difícil, ¿verdad?
Pero hay tanto camino y nuestros pasos son tan pequeños.

Imagínate tener tu propia banda sonora. ¿Qué escucharías?
Probablemente querrías un piano y un par de violines.

Imagínate que el mundo es un espectáculo. Qué dices, ¿qué no voy tan desencaminado?
Intenta bailar en el escenario; muévete como uno más.

Imagínate una gran mentira. Exacto, como una de las de siempre.
Rueda y rueda y se hace más grande.

Imagínate tocar el sol. ¡No!, ¿cómo te vas a quemar en tu imaginación?
Así, moviendo los brazos y haciendo ver que eres un ángel en llamas.



Imagínate sonreír todo el tiempo. ¿Por qué no te sale?
Es cuestión de practicar.

Imagínate que no imaginas. Sí... ya no me tendrás.
Pero no te preocupes, si luchas, la realidad no te devorará.

No tengas miedo, sólo espera hasta que el sol se esconda. Así no serás un ángel en llamas.




Porque tú no quieres ser un ángel sin alas.

Yu. Tejido de la inconsciéncia #1.4

jueves, 13 de mayo de 2010

Destapando los secretos de una cerilla y un volcán

Somos una pequeña cerilla. Somos como un volcán.

Inactivos, nos reservamos nuestro brío.
Si escalan nuestra montaña, temblamos.
Si nos golpean con picos y palas comenzamos a resquebrajarnos.
Si acampan, serenamos el magma.
Si destruyen nuestra tierra, avivamos devastando el dolor.
Si nos desgarran por fuera, erupcionamos por dentro.
Si ellos sacan apisonadoras y arrollan nuestra casa, expulsamos nuestra humareda y arrasamos con lo que haga falta.
Cuando nos quedamos sin combustible, regresamos a nuestro reposo.
Y a veces, cuando no vemos la dirección que tomar, explotamos para saciar nuestra sed. Porque al agua, a parte de excluirla por obviedades, la drenamos como una droga. Y esa droga, aunque nos mate, es adictiva.




Somos puro fuego.

Yu. Tejido de la necesidad #1.4

martes, 11 de mayo de 2010

El socavón que cabamos juntos pero desenterramos separados

Sentiste la humildad empapada de rencor.
Sentiste la humanidad a flor de piel.
Sentiste las preferencias más alejadas de la realidad posible.
Te sentistes tentada a abandonar aquel espiral de negrura.
Sentiste devorar el tiempo.
Sentiste como las manecillas marcaban una hora que querías devolver al pasado.
Sentiste como un arrebato rompía tus esquemas y de lo injusta que es la vida.
Sentiste tus lágrimas recorrer al saber la verdad, aquella que nos impacta con totalidad.



Sentiste perderte sobre tus pasos.
Sentiste arrancarte la sombra.
Sentiste la profundidad de los instantes y la importancia de las cosas.
Sentiste la soledad.
Espero que sientas mis palabras.




Con los brazos en cruz, deteniendo cualquier otra caída.

Yu. Tejido con un hilo de por medio #1.0

domingo, 9 de mayo de 2010

Pues yo no lo siento

Odio cuando me dicen que lo sienten.

Que has suspendido un examen. "Oh, lo siento. Ya verás como en el próximo lo harás mejor."
Que no te dejan ir de vacaciones con tus amigos en verano. "Lo siento, tío. Tus viejos son unos capullos."
Que se ha muerto alguien muy apegado a ti. "Lo siento, de veras. Te doy mi pésame."

¿Qué sientes? ¿Sientes mi enfurecimiento, mi impotencia, mi desagrado, mi dolor, mi ni-yo-lo-sé?

Prefiero que me den un abrazo antes de que lo sientan. Es mucho más alentador y certero y mucho menos punzante y fallido.




Lo siento mucho pero yo no lo siento.

Yu. Tejido en contra de éste mundo #1.1

jueves, 6 de mayo de 2010

A la luz del sol

Nos espían. Lo oyes, lo notas en todas partes. Cada mirada de soslayo, cada rostro atestado de preguntas. No sé qué encuentran tan raro. Debe de ser que no saben qué es el amor.

Mírame. Ya sólo importa eso. El roce de nuestros labios es el único sonido que nos invade. Tu mano saludando a mi piel, mi sonrisa aflorando sin querer. Bésame. Hazlo otra vez. Es como si fueses la gran sequía para mis lágrimas. Y lo sabes. Y me vuelves a besar.



La decisión es nuestra. El cariño nos asalta y la soledad se va por patas. El miedo se esconde tras las aisladas miradas de los extraños y a nosotros... sí, cariño, nos da igual.

Las sombras rehuyen con el fulgor del día y se esconden con recelo en todas las personas que, asombradas, callan y niegan con la cabeza.

Ya no te averguenzas, ¿verdad?, ya no, no a la luz del sol.




Somos hermosas criaturas. Todas diferentes pero a la vez todas iguales.

Yu. Tejido a besos #1.2

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuervo

Cuervo tamborileaba una canción con un par de dedos sobre la mesa de clase. Esa hora se le antojaba interminable. Había intercambiado miradas a su reloj de pulsera como una treintena de veces, pero la manecilla tenía ganas de jugar; incluso le había parecido que retrocedía un par de minutos cuando él se despistaba.

Tenía un mal día. De esos que aunque quieras apartarlos se te echan encima como una araña a su presa. Era una buena comparación, una gran telaraña que se esparcía en todas direcciones. Muchas, muchísimas direcciones.

No tenía ganas de darle más vueltas a todo eso, así que se dedicaba a pasar el rato como podía. Intentaba distraerse con cualquier cosa, ya fuese dibujando, tarareando una melodía o contando los chicles que lograban no desengancharse del techo.



Su clase no era más que otra pirámide alimenticia. Estaban los devoradores, pequeños narcicistas que creían reinar sobre el resto; los modernos, un grupo que se alimentaba a base de nueva tecnología y estudiaban con móviles, reproductores de música y agendas electrónicas; los naturales; los que a simple vista parecían normales y luego criticaban más que todo el instituto entero; los "Que te jodan", una banda muy simpática que conversaban con monosílabos y sus nudillos; el grupo de chiquillas modélicas y las que las secundaban; los cerebritos; los comechicles y los soñadores empedernidos como él.
Se dejaba muchas variedades más, pero que importaba, si siempre sería lo mismo.

Su cabeza ardía más que la mismísima lava. La cuotidianidad era una constante. Pero mucho peor era que esa constante desencadenase en un gran volcán.

- ¿Quién me puede contestar a la pregunta? -una vez más, la profesora demostraba el ímpetu día tras día, pues la clase no era más que un parque infantil de dicesiéis años. - Venga, Cuervo, respóndeme tú -parecía más una súplica que una obligación.

Un par de imbéciles se divertían tirándole la goma a la sien y riéndose como cerdos.
El móvil comenzó a vibrarle con mayor intensidad. Le llamaba su madre, de nuevo. Que pesada, no la iba a perdonar, estaba cansado de lidiar una batalla continua con ella.
A lo lejos, una chica que tenía más pinta de palillo que de persona le guiñó el ojo con complicidad.
Sí, la había ayudado hacía un par de horas a resolver sus grandes problemas. Aquellos que relacionaban la mierda de vida y el suicidio con la ignorancia de un chico que la hacía flotar.

Cuervo se puso en pie. Su collar se balanceó por unos segundos y las plumas negras le causaron un leve cosquilleo.
- Que le jodan.

Toda la clase se quedó muda. Era la primera vez que el silencio llegaba a escucharse con tanta nitidez. Cuervo había hecho un prodigio, había conseguido domar a las fieras y había demostrado que con la impertinencia no se consigue nada.

- ¿Cómo, he escuchado bien? -quizás los profesores fuesen idiotas a la hora de enseñar y saber como bregar con los alumnos, pero cuando los ofendías era harina de otro costal.

- Me refería al mundo, no a usted.

- ¿Y esperas que me lo trague? -se acercó dibutativa. Nunca la había visto de ese modo.

- ¡Pues escúpalo! -gritó uno de la última fila. La clase rio sin gracia.

Cuervo inhaló una bocanada de aire y cambió su mirada. Parecía decidido a no parapetarse detrás del miedo.

- Mire señora Plim, a usted le toman el pelo cada día y la llevan por el camino que quieran. Necesita personalidad, algo de dureza y algun que otro sueño por el que luchar. No creo que le entusiasme el hecho de estar impartiendo clase a una veintenta de animales. El libre albedrío de esta clase se asemeja al caos del exterior. Aquí todo el mundo va de algo que no es e intenta por todos los medios encajar para ser reconocido en una etapa más de sus inútiles vidas. Y los únicos que intentamos ser nosotros mismos se nos aplaca de tal manera que acabemos convertidos en esclavos de ellos mismos, otros esclavos aún mayores que nosotros de la misma sociedad. A mí no me va a amedrentar con una sucia mirada y algo de pavor. Y vosotros no me vais a transformar en algo más que mierda. Le ha tocado escuchar el discursillo a usted, y se que luego, inmediatamente, seré expulsado un par de semanas, pero almenos habré sido lo suficiente valiente como para decir que ser diferente es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Ahogó un suspiro y cerró con un portazo la puerta de clase. Durante las semanas que fue expulsado, el silencio que había creado en aquellos minutos duró en todas las clases de la señora Plim.

Cuervo no había cambiado el mundo, pero había aportado al mundo un pequeño cambio.




Yu. Tejido en contra de éste mundo #1.0

jueves, 29 de abril de 2010

Ni siquiera un adjetivo

- Si pudieses definirme en una sola palabra, ¿cuál sería?

- Espejo.

- ¿Espejo? Si ni siquiera es un adjetivo.

- Lo sé, pero haz la prueba y ya verás como no se te ocurre otra palabra para describirte. Coge un espejo y mírate en él -lamió la comisura de sus labios-. Sí, yo también me quedé con la boca abierta.




Quisiera nadar en plata

Yu. Tejido sin modestia #1.2

viernes, 23 de abril de 2010

No quiero rosas que me hagan sangrar

Deambula por las calles absorbiendo las sonrisas placenteras y las pequeñas valentías. Cada uno con su rosa, perfilando dos manos entrelazadas y acercamientos sutiles. Choques de labios y pronunciaciones de amor. Que bonito es este día... que negro es el dolor.

Saúl había creído posible que este día, almenos, fuese algo mejor. Algo menos gris.

Los efluvios de perfumes y las gratas sonrisas que circulan como monedas de tránsito no paran de ir y venir. Todos en sus cabezas tienen pétalos de flor y palabras decididas a plantarse delante de una chica. Hoy es un día singular. Cada año pasa lo mismo, su día, el día de las letras, el día de la imaginación desbordada, el día de saborear las páginas.

Y el día le ha enseñado que puede mentir como el más precoz.

Saúl se siente roto por dentro. Cree que en cualquier momento puede partirse por la mitad y convertirse en ceniza. Piensa que el mundo se le va a venir abajo y que el sol no va a salir jamás. Pero Saúl ya ha vivido esto, Saúl ya ha sentido la pesadumbre y el agujero negro consumiéndolo. Pero no puede evitarlo, pues Saúl es así.



Un gran ramo de rosas blancas se asoma en el portal lateral.
- Buenos días, chiquillo -asoma un viejo vecino del barrio con una sonrisa ilusionada, parecida a la que debería de tener él en este día... si no fuese por todo lo demás-. Pareces pocho, amigo. Con las chicas hay que tener tacto, si no, mírame a mí. Una rosa no basta para satisfacer a la mujer más bella. Hay que comprender que es imposible hacerlas feliz con solo ese gesto.

Saúl, con la cabeza gacha, agranda los hombros y los deja caer.
- Si tan siquiera fuese eso... -levanta la mirada y se topa con las espinas de las rosas que ya se marchan.

El señor se va con apremio, parece tener prisa para darle una bonita sorpresa a su mujer. Y que sólo sea eso, una sorpresa sin ningún veneno adentro.

- Como los envidio, a todos. Parecen tan felices, tan alejados de los problemas... como si lo demás no importase, como si les hubieran pegado con cola la sonrisa en la cara. ¿Algún día seré capaz de emularlos?

Saúl recorre las escaleras hasta llegar al 2A, allí es donde vive. Sacude los pies sin meticulosidades y lanza las botas en direcciones opuestas. Grita el nombre de sus padres aunque ya sabe que nadie contestará. Porque ya no están, almenos uno de ellos, y con él, se ha fugado la vitalidad de la otra persona.

Cae derrotado en su cama, estirando los brazos y mortificando sus piernas. Comienza a temblar y se acaricia los brazos, para calmarse. Nada consigue sosegarlo... es demasiado tarde, ya ni pétalos ni libros. Nada sabe devolverle la sonrisa. Vuelven los días hastiados.

Comienza a llorar, impotente. ¿Dónde se fueron sus amigos, dónde quedó el sentimiento de cariño? Ya no sabe dónde buscar, ya está harto de perder lo encontrado. No sabe suturar el desgasto, no sabe ni por dónde empezar a tejer el quemazón que le provoca el mundo. Cada pisada, cada mirada mordaz, cada silencio que lo encarcela en un despiadado país del olvido.

Malditas sean las espinas que penetraron en el corazón.




Pobres rosas rojas. Destilan sangre y se marchitan pidiendo el amor.

Yu. Tejido hecho jirones #1.4

Retazos del ayer

Retazos del ayer