El gris, algo menos lapidario, nos coje de la mano de sol a sol. Desde que nos levantamos hasta que vamos a dormir, desde que ponemos el primer pie en el suelo hasta que los párpados se nos cierran. El gris está ahí, de eso no hay duda.
Algunos lo odiarán, otros, en cambio, darían lo que fuese por estar con él. Pues el gris no es un mal color. Es rutina, monotonía, invariabilidad. No esconde ningún secreto, es diáfano.
El blanco. Escueto, breve y conciso. Es un espacio de paz que nos deja con la miel en los labios. Es un pequeño nirvana que nos despeja las brumas. Eso sí, no lo esperéis encontrar, pues entonces no lo veréis jamás.

Luego, nada más. Os diré que el rosa no existe. Sólo en aquellas películas taquilleras por sus caras bonitas, también en esos libros para imaginar, igualmente en los cuentos de hadas. Claro que están los buenos momentos, los recuerdos inolvidables y las sonrisas pasajeras. Pero eso no es más que un rosa que se tiñe de negro.
El lienzo sigue vacío. Es hora de mezclar los colores.
Yu. Tejido de la eternidad #1.0
Un nuevo rosa en el amanecer x)
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