Volutas pasajeras


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domingo, 3 de enero de 2010

¿Frío?

No hace falta que me lo recuerden. Lo sé. No puedo remediarlo... aún así no es justo.

Mi semejanza a la de un muñeco de nieve es nula. Hay veces que nos cuesta trabajo mostrarnos como somos a los demás, incluso a los más cercanos, pero no es que seamos fríos, que no tengamos sentimientos. Es simplemente un acto de autodefensa. Una pequeña protección que nunca nadie llegará a entender.

A veces me gustaría ser más simple, sencillo. Me gustaría no pensar, no darle vueltas a las cosas, lanzarme al ataque y frenar en seco cuando viése el peligro. Éso sólo a veces.

Ojalá algún día pudiesen apreciar como soy. Sólo ven los prejuicios, solo jugzan sin hechos, únicamente me dañan y creen que soy de hierro.

Mi mundo es complicado, evidentemente, como el de todos. Pero daría gracias por no tener que ser comparado con un corazón de ojalata. Porqué tengo sentimientos, y lo doy todo por ellos. Están escondidos, en un sitio muy frío, con la llave congelada en el pomo de la puerta.

Espero que algún día encuentre la persona que me ayude a darle vueltas al pomo sin necesidad de preguntarse que hay más allá.

Puedo soportar más dolor, pero no pienso abrir por aprensión. Sólo pido que no imaginen que hay detrás de la entrada, porqué tan sólo encontraran una salida.




El frío es el calor más necesitado.

Yu. Tejido de la necesidad #1.0

1 comentario:

  1. Hablas de autodefensa. Lo entiendo, lo comprendo... pero tal vez deberías pensar que hay personas que harían cualquier cosa para evitarte cualquier daño, y éstas a veces pueden tomar la pequeña autodefensa como símbolo de indiferencia.

    Es difícil no preguntarse que hay más allá de la puerta, ¿no crees?

    A veces temes que lo que esconda acabe con tu cordura, con tus ganas de vivir y te deje lista para el arrastre.

    A veces, prácticamente pondrías la mano en el fuego por la seguridad con la que puedes afirmar que es lo más dulce que nadie pueda entregar jamás.

    ¿Pero como puedes saber la verdad, la esencia de todas tus cavilaciones?

    Nadie puede forzar el pestillo de esa puerta. Nadie, es algo que tengo muy claro.

    Pero en ocasiones es necesario que se dé alguna pista para encontrar la llave.

    ¿Y sabes? A veces una pequeña palabra, un mínimo gesto me deja entrever el camino.

    Supongo que sólo podré estar ojo aritor.

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