Volutas pasajeras


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lunes, 4 de enero de 2010

Quema

Abrí los ojos, contrariado.

Todo estaba envuelto en una extraña niebla de color acre. El humo difuminaba el lugar. No se escuchaba más que el crepitar del fuego. Contuve la respiración; apestaba.

Intenté averiguar dónde me encontraba, aunque sólo pude reconocer un muro al qual le faltaba medio metro para ser como los demás. Me colé por una rendija mientras me magullaba las rodillas para poder pasar.

Llegué en medio de la calle, sangrando. Mis manos parecían calavéricas. Estaban sucias y maltratadas. Intenté dar un paso hacia delante, pero comprobé que mis piernas yacían en las últimas. Rompí un trozo de tela de la camiseta, en la que ahora se veía parte de mi torso, y me envolví las rodillas en una especie de venda mal hecha.

Oí un estruendo que provenía de donde me había despertado. Lo pasé por alto.

Vi fuego, olfateé el hedor de un animal muerto y conocí el horror. Todo eso paso cuando giré a la derecha. Allí, varias personas estaban echadas boca abajo, con algunos miembros amputados y otros que aún no sabría localizar. Una lengua de fuego se asomó en mis ojos, ávida, rápida y letal.

Sonreí con cinismo. No tenía nada que perder.


Deberíamos aprovechar lo que tenemos, pues no siempre es lo mejor, pero es lo más valioso en ese momento.




Estamos clasificados como una gran fauna. De ella, cabe destacar a dos: las personas, y los que intentamos parecernos menos.

Yu. Tejido de la realidad #1.0

2 comentarios:

  1. O.O
    Me ha impactado muchísimo. En muy poco has descrito un sufrimiento sobrehumano.
    Escribes genial, en serio OoO

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  2. SIMPLEMENTE genialoso ^^! me ha gustado muchisimo... Gracias pro pasarte por mi blog y seguirme!

    ^^

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