Me siento invadido, como si no fuese yo. Mi mente bailotea como si estuviese jugando con la realidad. Cuantas ganas tiene de jugar.
Está harta de las complicidades y de los eufemismos. Está que se sube por las paredes. Está que revienta cualquier cosa, y sí se hace daño a ella misma mejor que mejor.
Es como una luz intermitente. Cuando quiere se enciende y me golpea tan fuerte que el mundo se zarandea bajo mis pies. Me deja descolocado y pierdo el norte. Y mi sentido de la orientación no es que sea excepcional (no es más que una orientación bastarda).
Hay veces que me traslada a un segundo plano y ella controla la situación. La maneja a su antojo y hace lo que le da la gana. Y ahí comienza a tergiversar las cosas, las pocas cosas que tengo colocadas para que mi mundo no vuelva a resquebrajarse.
Y ella sigue con su estúpida manía de arrollarme.
Y yo sigo sintiéndome más allí que aquí.
Y me sigo extraviando.
Y seguimos jugando.
Yu. Tejido desquiciado #1.2
miércoles, 19 de mayo de 2010
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Es un juego eterno.
ResponderEliminarCreo que jamas podremos salir de el. El tema seria aprender a ganarle o a manejar nosotros las situaciones...
Pero eso.. es muy dificil...
Besos!
A veces los juegos son algo peligroso... Pero quien no arriesga no gana.
ResponderEliminarUn besito de ensueño =)