Por allí andas. Sí, tú, la que antes me miraba casi con admiración. Ahora sólo esquivas los barrancos y rechazas los puentes de madera.
Por allí andas. Sí, tú, el que me decía que no se hundiría en la miseria. Y allí estás, agotado y con una sed de vampiro.
Por allí andas. Sí, tú, la que me presentó el cuarto de las lágrimas. No vengas hoy para sustituirme.
Por allí andas. Sí, tú, el que decidió taparse los oídos y sólo mover los labios. No eres más que un ciego con ojos de cordero.
Por allí andas. Sí, tú, la que me abrasó sin mi consentimiento. Me sofocas con tus llamaradas abusivas.
Por allí andas. Sí, tú, sin enterarte de nada y con una sonrisa en la cara. Provocas un terremoto sin ni siquiera sacudir tu ignorancia.
Por allí ando. Sí, yo, con miedo en los huesos y calado por dentro.
¿Sabéis qué?, no somos impermeables.
Bajo un alúd enarbolando un paraguas astillado.
Yu. Tejido sin modestia #1.1
jueves, 18 de febrero de 2010
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Por desgracia u.u
ResponderEliminarDios que belleza de escrito!
ResponderEliminarMe dejo una sensacion tan triste como hermosa y eso es lo que me cautiva
Tambien ando con mis miedos a cuestas, tratando de sobrellevarlos yo a ellos y no dejando que ellos vean el mundo por mi
Besos!
Que agobio.
ResponderEliminarTengo la sensacion de andar en las mismas esquinas. En los mismos parajes.
Siento lo mismo...
Gran texto